Camerún asiste impotente a la pérdida de una de sus principales colonias de elefantes. El parque nacional de Bouba N’djida, en el norte del país, vive desde hace unas semanas bajo el dominio de milicias armadas que, procedentes de Chad y Sudán, han acabado con unos 200 ejemplares (un tercio de los que viven en la reserva). Los testigos cuentan que van armados con Kaláshnikov, a caballo y asistidos por camellos, y que regalan la carne a la población local. Ellos solo quieren el marfil de los colmillos y dejan tras su paso un reguero de elefantes decapitados.
El martes pasado, el diario oficial del régimen, el Cameroon Tribune, llevaba a primera página en grandes titulares lo que calificaba como “masacre de elefantes”. “Que el régimen reconozca así lo que ocurre muestra su impotencia. Al menos han decidido denunciarlo”, explican fuentes de la UE en el país. Los Veintisiste han mostrado su preocupación por lo que está ocurriendo, que puede diezmar el incipiente turismo de caza y naturaleza.
David Hoyle, responsable de la ONG ecologista WWF en el país, explica que hay mucha confusión: “Que está ocurriendo una matanza es seguro, pero los datos no están claros. Hay quien habla de grupos de 50 personas y otros de solo 10”. El territorio es tan remoto como peligroso.
Fuente: El Mundo de España