Desde diciembre del 2011 se viene sucediendo una larga serie de hechos y declaraciones cruzadas entre el gobierno argentino y el británico en relación a la soberanía sobre las islas Malvinas.
A las palabras del premier David Cameron le siguieron las de diferentes funcionarios del gobierno en un intercambio que demuestra la intransigencia de sendas posiciones.
Sin embargo, lo que está en juego en los tiempos que corren es un cambio de la política exterior de la Argentina hacia las islas, marcando un punto de inflexión respecto a las que siguieron luego del fin de la guerra en junio de 1982. Acaso es la más coherente y constante de las políticas que el kirchnerismo mantiene con otros países desde que asumiera el poder en 2003.
El objetivo más claro de Cristina Fernández de Kirchner es superar los lineamientos que desde los gobiernos de Ricardo Alfonsín, Carlos Menem y Fernando de la Rúa han caracterizado a las relaciones entre la Argentina y el Reino Unido en relación a las islas. Me refiero, por un lado, al denominado “paraguas de soberanía”, implementado por Dante Caputo que buscó postergar la discusión bilateral de la soberanía sobre las islas, a la vez que permitía lograr acuerdos sobre la explotación de los recursos pesqueros y de hidrocarburos; y por otro lado las diferentes “estrategias de seducción hacia los isleños” que, desde 1992 con Guido Di Tella y en abierta contradicción con lo que establece la Resolución 2065, buscaron ganarse el favor de los isleños, lo que por esos años incluso, llevó a permitirles su participación como tercera parte en las negociaciones. Estas actitudes, en casi veinte años, no han demostrado avances en el mejoramiento de las relaciones entre Argentina y los isleños.
Concientes de ello y con una política agresiva, la presidenta ha logrado, merced a su insistencia, instalar la cuestión Malvinas en cuanto foro se lo permitiera e instar a los demás países de la región para que se tomen medidas contundentes, insistiendo que Malvinas constituye una amenaza no sólo a los intereses de la Argentina sino de todos los latinoamericanos. El objetivo concreto es impedir por vía diplomática cualquier tipo de actividad unilateral por parte de los británicos sin importar su naturaleza.
La tensión que se vive hoy en Europa y de la que el Reino Unido no está exento parecen haber llevado a su primer ministro a realizar las duras declaraciones de los últimos días, acusando a nuestro país de demostrar actitudes “colonialistas”. Merced a ello, el gobierno argentino aprovechando las repercusiones mundiales que las declaraciones del premier generaron insistió en continuar con las medidas tendientes a compeler al gobierno inglés a negociar la soberanía sobre las islas.
Las acciones dispuestas por el gobierno y las que se impongan de aquí en adelante deben tener en miras recuperar el “territorio” perdido luego de la derrota militar en 1982. Ello consiste, justamente, en volver a la discusión jurídica e histórica que la argentina venía manteniendo desde la ocupación de las islas por Gran Bretaña y que, gracias a una diplomacia conciente y coherente, se logró establecer exitosamente desde la década del 60 a través de la
Resolución 2065 de la Asamblea General de las Naciones Unidas. La misma se constituyó como una carta fundamental para las reivindicaciones argentinas ya que instó a ambos gobiernos a discutir acerca de la soberanía sobre las islas, contando además con el apoyo de la gran mayoría de los países del mundo. Sólo en ese terreno la Argentina puede tener posibilidades de recuperar en el mediano o largo plazo dicha soberanía.
El curso actual de los acontecimientos parece marcar el rumbo que busca superar el estigma que la guerra perdida tuvo para la Argentina y volver a reclamar lo que por legítimo derecho le pertenece. Es de esperar que uno de los males históricos de nuestra política exterior, la falta de una política coherente y sostenida en el tiempo, no afecte una vez más el favorable momento histórico que se nos presenta.
Gustavo Eduardo García
Ateneo de Estudios Internacionales (ADEI)
Abogado. Presidente de la Biblitoteca Mariano Moreno