Las calles de tierra, una noche oscura, las casitas de techo de chapa y el barrio empobrecido dejaron lugar a un grupo de jinetes que pertenecen a un reinado que solo se descubre en la medianoche de reyes.
El poder de la solidaridad de los tres reyes se desplegó en caravana y sorpendiendo en la noche. La ansiedad de los chicos dispuestos a pasar la noche sin dormir para admirar lo que podía ocurrir durante la noche.
Llegaron a caballo, envueltos entre sedas brillantes y con una pila de regalos se anticiparon a la medianoche.
En saltos de Malvinas, Islas Malvinas y Cola de Pato, los niños tuvieron su encuentro especial. Los imaginaron como cada año, aunque se sorprendieron como nunca.
Las calles de tierra, una noche oscura, las casitas de techo de chapa y el barrio empobrecido dejaron lugar a un grupo de jinetes que pertenecen a un reinado que solo se descubre en la medianoche de reyes.
La emoción de los encargados de repartir regalos y de sacar sonrisa a las caritas que esperaban detrás de la ventana lallegada de los Reyes Magos es indescriptible. «Cada sonrisa de los niños vale millones, sin palabras», contó uno de los reyes que realiza esta tarea solidaria desde hace doce años.