Tras el escándalo en la convención, los radicales deciden la nueva conducción del partido

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La convención, convocada con el objetivo de declarar la necesidad de reforma la Carta Orgánica, debió suspenderse en la madrugada del sábado al quedarse sin quórum para sesionar, en medio de fuertes críticas al alfonsinismo tras el fracaso electoral de la UCR en las presidenciales de octubre.


Tras la escandalosa Convención Nacional del pasado fin de semana, que incluyó insultos y agresiones físicas, los distintos sectores del radicalismo se enfrascaron en la discusión por la sucesión del senador Ernesto Sanz, al frente del Comité Nacional de la UCR.
No habían pasado 24 horas de finalizado el encuentro desarrollado en Vicente López, que el alfonsinismo salió a marcar la cancha, con vistas al Plenario de Delegados, convocado para el próximo 16 de diciembre para designar la nueva conducción partidaria.
La convención, convocada con el objetivo de declarar la necesidad de reforma la Carta Orgánica para establecer la elección directa de las autoridades partidarias, debió suspenderse en la madrugada del sábado al quedarse sin quórum para sesionar, en medio de fuertes críticas al alfonsinismo tras el fracaso electoral de la UCR en las presidenciales de octubre.
Ayer uno de los principales dirigentes del alfonsinista Movimiento de Renovación Nacional (MoReNa), Gerardo Morales, sostuvo que el intendente saliente de Santa Fe, Mario Barletta, «tendría que ser», quien suceda a Ernesto Sanz, al frente del Comité Nacional, aunque reconoció que en su sector «todavía no hay una definición» al respecto.
Tras asegurar que el MoReNa «tiene mayoría» para imponer su candidato en el Plenario de Delegados, el senador jujeño sostuvo -en declaraciones a radio El Mundo- que «un hombre del MoReNa, como Mario Barletta, tendría que ser el nuevo presidente del partido».
Barletta está a punto de poder sortear el obstáculo que le impedía convertirse en presidente del Comité Nacional, ya que el radicalismo santafesino trabaja contra reloj para convertirlo en delegado al Comité Nacional (requisito que la Carta Orgánica establece para quien pretenda conducir la UCR) antes del Plenario que se desarrollará a mediados de diciembre.
En tanto, el histórico dirigente bonaerense, Leopoldo Moreau, dijo hoy que «en el radicalismo no hay un liderazgo, y ni siquiera hay un dirigente con espalda suficiente para encarar por sí solo el proceso de reconstrucción».
En ese sentido, el ex senador reiteró -en declaraciones a radio La Red- la propuesta que presentó ante la convención de Vicente López sobre la necesidad de que el partido sea conducido por un cuerpo «colegiado» que «comprenda a todos los sectores» internos.
Moreau aseguró que cuando planteó su propuesta, la convención se quedó «sin número», porque afirmó: la conducción partidaria «se sintió en minoría».
En la misma línea, otro de los históricos dirigentes radicales, el santafesino Luis «Changui» Cáceres, sostuvo que el máximo órgano partidario, que encabeza Hipólito Solari Yrigoyen, debía haberse puesto «los pantalones largos frente a la crisis» que atraviesa la UCR y «tomar en 180 días la tarea de empezar la reconstrucción del partido convocando a una comisión donde estuvieran todos los sectores».
Morales, por su parte, negó hoy que la UCR esté en crisis y consideró que lo que sucedió en la convulsionada convención del viernes, que incluyó el revoleo de botellas de plástico y porciones de torta de ricota entre los participantes, demuestra que el radicalismo es «un partido vivo y no un club de señoritas».
El senador jujeño -que durante la convención mantuvo un duro cruce verbal con Leopoldo Moreau, quien llegó a empujar al jujeño- intentó hoy poner paños fríos, y sostuvo que «Moreau se enojó un poquito» pero que es «un dirigente histórico del partido, que aporta en todos los debates».
Morales sostuvo a radio El Mundo que «lo más sustancial que ha planteado Moreau es que la UCR hizo una oposición boba» y eso «suena agraviante y plantea una línea de cómo se debe parar el partido» respecto al gobierno nacional.
No obstante, Moreau repitió las críticas que había hecho en Vicente López y volvió a acusar a la actual conducción del partido de haber hecho un «antikirchnerismo bobo».
Por otra parte, el ex miembro de la Junta Coordinadora Nacional cuestionó a la actual cúpula del radicalismo por la «errada» estrategia parlamentaria que tuvo el partido en los últimos años, la que dijo «se tomaba en una mesa chica con (Elisa) Carrió, (Federico) Pinedo, Patricia Bullrich y últimamente lo habían incorporado a Felipe Solá».
En ese sentido, sostuvo que hacia el futuro el radicalismo debería «encontrar coincidencias con el Socialismo y el Gobierno» respecto a las políticas de Estado.

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