Viven en casas precarias, sin los servicios básicos y hacinados. Son la primera postal frente al nuevo puente. «Que hagan un puente está bien, pero acá hay muchas necesidades. La gente busca comida, trabajo, una vivienda, no se puede seguir así», expresó uno de los vecinos.
Son 139 familias reunidas por la villa y la pobreza. El basural que bordea la línea de ribera es también la división entre el espacio natural y Oncativo. En la barriada, hay 18 hogares que subsisten del cirujeo a tracción a sangre y el resto depende de la albañilería y las changas.
Algunas viviendas persisten desde hace 30 años en el sector y pese al impacto de nuevas obras y urbanizaciones, sufren permanentes necesidades. El nuevo puente que busca unir Alberdi con Banda Norte es, sin embargo, otro cerco más para los vecinos de la villa.
«No queremos más puentes. Está muy lindo pero necesitamos casas. En mi casa vivimos 7 personas en 3 habitaciones. Sobrevivimos de changas y nadie se acuerda de nosotros», describió Marta, quien reside a 5oo metros del nuevo nexo vial.
La vecina consideró que «el dinero debería llegar para hacer nuevas casas ó mejorar las que están».
«Hace 36 años que vivo acá y nunca vinieron a ayudarnos. Todo se hace con esfuerzo y así vivimos», se lamentó.
Para Marcos, la situación no es mejor. Es ayudante de albañilería y desde hace meses busca concluir la pieza donde espera vivir junto a su esposa y sus 4 hijos.
«Que hagan un puente está bien, pero acá hay muchas necesidades. La gente busca comida, trabajo, una vivienda, no se puede seguir así», expresó.
En Oncativo no hay agua, ni gas, ni cloacas. Ni siquiera son dueños de sus tierras fiscales. La llegada del servicio de luz eléctrico fue un paliativo para evitar los riesgos de las conexiones ilegales, pero las necesidades subsisten entre el río y el olvido. La asistencia social se convierte en la oportunidad urgente para quienes sufren la falta de viviendas y servicios.
Un grupo de estudiantes de enfermería acompañados por agentes municipales del Dispensario Número 1 realizaron un recorrido por la villa y pudieron advertir la perpetua marginalidad.
«Nos encontramos con esquemas de vacunación incompletos, falta de ampliación de recorridos de la empresa que recolecta la basura y otras falencias sanitarias», relató uno de los enfermeros.
Añadió que «muchos dicen que la pobreza del país está en el norte, y nosotros le decimos que no, que se encuentra a 20 cuadras del centro».
«El progreso está muy cerca y al lado está esta realidad de pobreza, que genera un fuerte constraste», subrayó.