Entrevistado por la televisión inglesa, Gascoigne confesó que su adicción a la bebida comenzó en 2004, cuando se retiró del fútbol profesional jugando en la MLS de los Estados Unidos con la camiseta del Boston. Los hábitos que adoptó entonces explican la cantidad de veces que ha sido hospitalizado.
La excéntrica figura de la selección inglesa en la década de los 90 no tuvo complejos en contar que, por aquellos tiempos, su «dieta» se basaba exclusivamente en el consumo de alcohol y drogas. «¿Cómo me metí en esto? Especialmente, por la cocaína. Probé y no pude parar. Me encerré en una habitación de hotel durante seis semanas y consumía alrededor de 16 rayas de cocaína en un solo día», dijo.
Gascoigne parece tener bien en claro cuál fue el disparador de sus adicciones: «Yo vivía por y para el fútbol, era el motivo por el que me levantaba cada mañana. Pero se termina y piensas: ‘¡Oh, mierda! ¿Ahora qué?’. Mi solución fue la bebida y la cocaína. Estaba desquiciado», explicó «Gazza».
«Hacía un montón de llamadas telefónicas. Recuerdo que a mi padre le dije: ‘Escucha, voy a ir a jugar con los presidentes Clinton y Bush al ajedrez'», contó. Recordó, además, cuál fue su peor época como adicto: «Fue cuando estuve cuatro meses sin agua ni comida y solamente me alimentaba de cuatro botellas de whisky al día».
Gascoigne, de 44 años, que pasó por las filas de Newcastle, Tottenham y Lazio, lleva un año lejos del alcohol y de las drogas, después de haber estado durante ese tiempo en un centro de rehabilitación. «He aprendido que, en realidad, puedes tener más diversiones que beber. Si me pongo a beber de nuevo, voy a acabar en un ataúd».