Los cigarrillos que se comercialicen a partir del 17 de noviembre deberán incluir un sistema para que se apaguen solos en caso de que se dejen abandonados. La norma busca reducir en un 40% el número de muertes por incendios ocasionados por cigarrillos sin apagar, según datos de la Comisión.
Para respetar la nueva normativa, los cigarrillos deberán incluir en el papel que envuelve el tabaco dos tramos con un mayor grosor. Estos tramos deberían frenar la combustión del cigarrillo hasta ahogarlo, evitando que siga encendido hasta el final en caso de abandono. El sistema, llamado RIP por sus siglas en inglés, ya es obligatorio en países como Estados Unidos, Canadá o Australia.
Según la Comisión, los incendios relacionados con cigarrillos sin apagar suman 30.000 al año, con un balance de 1.000 muertos y 4.000 heridos.