Fue una noche histórica por varios motivos. El estadio colmado, el debut en la Copa Argentina, el empate sobre el final de Estudiantes, la definición por penales, las dos atajadas de Bardín y el remate que eliminó al celeste. Una jornada de emociones, de gargantas afónicas y un solo festejo.
Atenas igualó uno a uno en los 90 y se quedó con la máxima alegría en la resolución desde el punto del penal.
Ambos jugaron un partido donde los nervios desbordaron la capacidad de juego y solo jugadas aisladas desequilibraron la cadencia general.
En el primer tiempo Estudiantes quiso más y tuvo la primera oportunidad en los pies de Morsino, lo que terminó en una atajada estupenda de Bardín. Los errores defensivos, sin embargo, permitieron que la delantera del albo complicara a Mancinelli.
En el segundo periodo el gol tempranero cambió las cosas. Un desborde por la derecha de Morado y el cabezado en soledad de Constantini expusieron las debilidades del celeste atrás.
Sin volúmen de juego, con pelotazos, centros a la carrera y desesperación, Estudiantes intentó llegar pero se topó con los espacios cerrados por Atenas. Al final, cuando todo hacía prever un triunfo albo, llegó el empate en los pies de Palacios.
Fue el turno de los penales y no se puede hablar de suerte. Bardín parece ser un especialista y no se convirtió en héroe por casualidad. El festejo fue el desahogo para una noche de fuegos artificiales, banderas, cánticos y pasión. La noche fría del final del invierno contrastó con el calor en las tribunas. Volvió el clásico y Río Cuarto recuperó su fiesta.
Penales
En la definición por penales ganó Atenas 4 a 2. Anotaron Alturria, Acosta, Morardo y Bardín (Atenas). Aimar y Puñet (Estudiantes). Erraron Costantini (Atenas). Cesar Izquierdo y Felipe Mugnaini (Estudiantes).