La tarde en que una joven fue derivada inconciente al Hospital producto de una ingestión de drogas y alcohol en el interior de la Alcaidía, se comenzó a desnudar el contexto que dominaba el espacio «más seguro» de la ciudad. Ubicado en la parte trasera del centenario edificio sobre calle Belgrano, el centro de alojamiento ha sido epicentro de fugas y denuncias por maltratos y abusos policiales. Su cierre obligó a la derivación de detenidos hacia las comisarías y allí también los hechos volvieron a provocarse.
En febrero del 2010, Nancy Carena relató a TD Digital que había sido víctima de un abuso sexual en la Alcaidía. Había transcurrido un mes del hecho y la Policía mantenía bajo estricto silencio el escandaloso episodio. El fiscal Julio Rivero recibió el expediente luego de las manifestaciones públicas de Carena y reconoció ante los medios que en las celdas se había producido una fiesta de drogas y alcohol, bajo el amparo de quienes debían custodiar el lugar.
A cambio de 50 pesos, los detenidos recibían alcohol puro, jugo de naranja y pastillas que eran sustraídas de la enfermería.
Fueron imputados cuatro policías, entre ellos el jefe de la Alcaidía y el responsable de turno, pero solo quedaron implicados los dos agentes a cargo del control directo de los presos. Ambos irán a juicio con jurados populares antes de fin de año.
Por el escándalo se cerró el edificio para iniciar un plan de reformas. Meses después fue removida la cúpula policial y se anunciaron nuevas intervenciones en comisarías barriales.
Historias de fugas
El lugar ya había sido epicentro de fugas y en varias oportunidades se había planteado el riesgo de contar con celdas de reclusión en el centro de la ciudad.
Un detenido huyó años atrás por el techo de la vieja estructura y un preso se hizo pasar por otro para dejar el primer piso sin ser advertido por los efectivos.
El 30 de junio pasado, un hombre acusado de violencia familiar escapó desde el cuarto piso del edificio de Tribunales cuando debía declarar ante el fiscal de Instrucción Javier Di Santo. El hombre burló la custodia del policía que lo acompañaba y no pudo ser detenido mientras corría hacia la planta baja.
Anoche cuatro contraventores pidieron higienizarse en la Comisaría de Banda Norte, según la versión oficial de la Policía, y mientras los efectivos presumían que se estaban bañando, lograron huir. Uno de ellos fue recapturado y el resto permanece prófugo.
Los detenidos deberían haber sido alojados en la Alcaidía de la Jefatura pero el lugar aún permanece cerrado, pese a que hace un mes se anunció con bombos y platillos su inauguración.
Por Pablo Callejón (callejonpablo@yahoo.com.ar)
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