Cenizas sin paraíso

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El conflicto en Bomberos: finanzas en rojo y el servicio en viloEn 1986, Bomberos cerró el cuartel durante algunas horas en reclamo por la crítica situación económica que enfrentaban. El intendente era el radical Miguel Abella, primer mandatario electo tras el regreso a la democracia. Pasaron 25 años hasta que nuevamente la Asociación encendió la alarma de finanzas en rojo.
La presencia de las autobombas frente a los edificios oficiales y la entrega de folletos intentó mostrar el límite para el funcionamiento de un servicio que define la suerte de bienes y vidas.
Tienen a cargo la Defensa Civil, los siniestros en la ciudad y la región, accidentes en la ruta y la Central de Emergencias. Son 87 bomberos que viven en la permanente urgencia y el peligro extremo
El cuartel cuenta con 23 vehículos de autobombas y rescate. En lo que va del año ya hicieron 1300 salidas. Es decir, 162 operativos por mes.
En una de las zonas en el mundo con mayor riesgo de incendio, como lo reconoció el propio gobernador Schiaretti, equipar a cada voluntario cuesta 5 mil pesos y capacitarlos puede valer más de 4 mil pesos.
Solo 5 responsables de la agrupación cobran un sueldo. Aunque Bomberos debe hacerse cargo de otros 3 efectivos en Defensa Civil, 6 en la Central de Emergencias, 3 administrativos, un contador y un mecánico.
¿Cómo sustentar tamaña estructura sin recaer en las dudas de un servicio en jaque? Ese es el debate que instalaron las autobombas que actuaron de advertencia en el centro de la ciudad.
Según la estimación de Bomberos, necesitan 280 mil pesos mensuales para cumplir con todos los objetivos. Sin embargo, hay un presupuesto de 180 mil pesos.
La mayor inversión la realiza el municipio con 150 mil pesos, aunque parte se cobran varios meses después con cheques diferidos. El resto de los ingresos llegan de lo que aportan los 500 socios y los 20 mil pesos que delega la Provincia.
El reconocimiento social para la tarea de los que arriesgan la vida para saldar su solidaridad voluntaria se enfrenta con la realidad. Bomberos hace mucho y recibe muy poco.
La mitad de lo que ingresa se va en salarios. Otro 30 por ciento se destina en combustibles y mantenimiento y un 20 por ciento llega a la compra de insumos. No hay espacio para el ahorro ni la inversión. Los Bomberos no solo ponen voluntad, sino un delicado equilibrio en sus finanzas.
A diferencia de otros servicios, como el transporte de colectivos, los taxis ó el polémico costo de la recolección de residuos, en Bomberos no hay una fórmula para medir el impacto de la inflación ó para actualizar sus montos. Durante meses deben enfrentar con el mismo dinero conflictos cada vez más caros.
La sobretasa que todos pagamos en Comercio e Industria, reducida a un 2,5 por ciento.  llegó a cuentagotas hasta que se cerró el grifo definitivamente.
Bomberos se convirtió en una agrupación en emergencia. Los números no cierran cuando el incendio se vive puertas hacia adentro, en las arcas cada vez más vacías. Como hace más de dos décadas, la agrupación mostró que voluntad necesita de otros compromisos. La paciencia se hizo cenizas y en Bomberos el ánimo arde por las falta de respuestas.

Por Pablo Callejón (callejonpablo@yahoo.com.ar)
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