Un partido completo de Lionel Messi y Fernando Gago dieron a la selección de Argentina un triunfo redentor por 3-0 ante Costa Rica que la clasificó a los cuartos de final de la Copa América.
Un doblete a los 45 y 52 minutos de Sergio ‘Kun’ Agüero, el máximo artillero del torneo, y un gol de Ángel Di María a los 65 devolvieron la sonrisa al equipo local y dejaron a la expectativa a la formación centroamericana, que aún tiene posibilidades de sellar su boleto a la siguiente fase del torneo.
El encuentro disputado en Córdoba «reconcilió» a Messi con el público argentino, que ovacionó cada eléctrica aparición del «crack» del Barcelona, convertido en una máquina de asistir a sus compañeros.
Messi respondió a la angustiosa exigencia que impuso a Argentina los dos empates anteriores -contra Bolivia y ante Colombia- y lo hizo como lo hacen los grandes, asumiendo la responsabilidad en el momento más complicado. Líder, cogió la pelota y desnudó a Costa Rica, una selección menor a la que la albiceleste debía ganar sí o sí. Lo de ayer no era un trámite, muy al contrario, era un marrón que había que sacar adelante y el rosarino tiró del equipo hasta arrastrarlo fuera del lodazal en el que se había metido. Brincó la pulga, ganó Argentina.
Esta sí es Argentina. La albiceleste cuajó un partido más que completo ante Costa Rica y demostró que tiene calidad suficiente para llegar lejos en esta Copa América. Leo Messi despertó y volvió a ser el futbolista desequilibrante de siempre. Se ofreció, participó en casi todas las jugadas de peligro y lo que es más importante: hizo jugar a Argentina.
Tenían razón Diego, La Volpe, Batista y los defensores de Messi, incluidos esos oriundos de Villa Carlos Paz que colgaron el trapo de “Messi, creemos en vos”. Había que sacarle la lupa a la Pulga. A Leo había que mimarlo, cuidarlo. Así lo entendió la gente que copó el Mario Kempes para corear su apellido.
En el debe, en cambio, quedó lo que demoró Argentins en «sacarse de encima» el fantasma de su inseguridad, más que de la oposición de Costa Rica, y que su mediocampo y retaguardia no se mostraron sólidos cuando los «ticos» contragolpearon.
Además, no hay que perder de vista que el protagonismo de «Messi y compañía» apareció recién ayer, ante un adversario modesto que, encima, está integrado por jugadores juveniles e, incluso, uno que es aficionado.
Más allá de eso, o teniéndolo en cuenta, al fin y al cabo, es que se puede afirmar que Argentina se avivó con los más chicos y así se clasificó a la segunda fase. Como se esperaba