La vivienda estaba en el terreno de una firma que quebró. Asegura que nadie le notificó ni le avisó nada. También arrasaron con sus muebles. “Me dejaron sin cama, heladera. Ni siquiera la ropa me quedó”, se lamenta.La historia de Roberto Torres resulta increíble.
Sólo por un momento, y poco más que eso, abandonó su casa para ir a la de su hermana, sin saber la sorpresa que lo esperaba al regreso.
Su casa, en la que vive desde hace 11 años, había sido demolida y reducida a una montaña de escombros.
En apenas un día y sin que mediara ni media palabra, asegura Torres, sin saber cómo ni quienes dieron por tierra con la estructura de la vivienda que estaba ubicada en un terreno de la calle General Soler y Borda, al sur de la ciudad.
La propiedad pertenecía a una malograda firma de remates ganaderos en la cual trabajaba Torres.
Tras la quiebra él se quedó viviendo en la pequeña casa y hasta el fin de semana pasado.
“Me fui el domingo a la casa de mi hermana porque estaba resfriado y cuando volví el lunes estaba todo derrumbado. Es increíble lo que pasó porque nadie me avisó nada ni me notificaron”, asegura Torres.
Quienes realizaron la demolición no se detuvieron en detalles: la tarea de realizó con todas las pertenencias y efectos personales de Torres en el interior.
“Me dejaron en la calle. No tengo nada”.
“Me dejaron sin muebles, heladera. Ni siquiera la ropa me quedó”, se lamenta.