OPINION: AGRUPACION HIJOS
AGRUPACION HIJOS RIO CUARTO
Especial para TD Digital
Parece ser que en la arena política toda arma sirve para dar batalla. El fuerte impulso mediático a la causa Schocklender aglutinó a distintos sectores de la oposición.
Resulta casi patético ver a Eduardo Feinman entrevistando a Sergio Schocklender y preguntándole si no le da vergüenza manchar el pañuelo. Ese mismo Feinman que pide la mano dura, que festeja una muerte porque “era un delincuente”.
Se reacomodan las fuerzas políticas en función del interés electoral, los códigos parecen disolverse a la vez que se busca desprestigiar todo símbolo sin importar que consecuencias traiga.
Hoy se pone en tela de juego el inestimable aporte a la reconstrucción del tejido social de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, se aclama un exceso de atribuciones de un organismo de derechos humanos, se acusa la cooptación de una asociación por parte del oficialismo, se pretende negar el rol transformador e integral de los derechos humanos.
Estamos ante la reedición de las locas de plaza de mayo en el siglo XXI, algunas corporaciones mediáticas intentan dejar en off side a las madres, quieren mostrar que las viejas son engañadas y usadas. La picardía política es tratar de mostrar que Hebe se equivocó y por ende que los organismos de derechos humanos nos equivocamos.
Lejos de esta visión fácil y comprometida con los poderosos se encontraba Rodolfo Walsh al expresar que “el periodista es aquel que da testimonio de su tiempo”.
Una visión holística de los derechos humanos
Nuestro país tenía una distribución de la renta en 1952 en la que el 48% pertenecía a los trabajadores. Pocos años después producto del desgaste político de Perón y el avance de una coalición opositora, sectores de izquierda, la iglesia católica, la marina de guerra, la sociedad rural argentina y demás intereses concentrados decidieron ir a mostrar su odio visceral hacia los “cabecitas negras” con la solución final, asesinar a su líder y recuperar una democracia restringida en la que no hubiese tantos derechos.
El trasfondo político de los bombardeos a la plaza de mayo y el posterior golpe de Estado era derrocar el gobierno popular acusando de tiranía la limitación de privilegios y derogar la reforma constitucional de 1949.
Esta reforma incluía sendos artículos en los que dejaba claramente explícito la obligación del Estado en materia de educación, salud, vivienda y trabajo. Se comprendía al capital como una posesión de carácter social, se garantizaba la justicia social con medidas concretas que consagraba dicha constitución.
En 1957, una convención constituyente convocada por un gobierno de facto anuló esta constitución y derivo todos estos derechos sociales al tímido artículo 14 bis de nuestra carta magna.
Es necesario hacer una breve clasificación de los denominados derechos humanos y un concepto que nos sirva de guía en el resto del análisis.
En cuanto al concepto, debemos entender a los derechos humanos como aquellos que resguardan la dignidad de la persona humana de los abusos por parte del Estado. Este concepto, un tanto limitado hace referencia a la vigencia de los derechos humanos llamados de primera generación y que tienen un origen histórico liberal, refieren a los derechos civiles y políticos.
Un segundo concepto es la comprensión de los derechos humanos como ciertos derechos que el Estado debe garantizar a sus habitantes en función de una convivencia en paz y armoniosa que facilite el desarrollo humano.
Este segundo concepto ya no trata del abuso directo por parte del Estado sobre los particulares sino que incluye una obligación de protección y tutela de ciertos derechos. Hablamos en este sentido de los denominados derechos de segunda y tercera generación.
Los derechos de segunda generación tutelan el acceso a la vivienda, la seguridad social, la educación, la salud y el trabajo. En tanto que los derechos de tercera generación refieren a aquellos derechos difusos o de incidencia colectiva tales como la libre autodeterminación de los pueblos, el derecho a un medio ambiente sano y los derechos de los consumidores.
Estos dos conceptos de derechos humanos y la clasificación de los mismos implican el desafío de comprender la plena vigencia de los derechos humanos como una garantía del desarrollo sostenible y armonioso de las sociedades actuales.
El rol de los organismos de derechos humanos
La pregunta clave que se presenta en la Argentina actual tiene que ver con el rol que nos toca en una sociedad dinámica en la que las contradicciones se agudizan y el Estado comienza a tomar un rol muy diferente al que conocíamos.
¿Debemos los organismos de derechos humanos intervenir en la política?
La respuesta no es tan sencilla como la pregunta, lo cierto es que la plena vigencia de los derechos humanos va de la mano con la discusión sobre el ejercicio del poder.
La política como una práctica transformadora no debe ser una mera consigna y en ese sentido el rol de los organismos históricos de derechos humanos es la reivindicación de la lucha de nuestros familiares por un cambio social.
El ejercicio del poder lo deben realizar los partidos políticos, los organismos de derechos humanos no formamos parte de ningún partido, pero evidentemente acompañaremos las políticas acertadas de las gestiones que vinculen su práctica política a la plena vigencia de estos derechos que profundizan un modelo de sociedad democrática, participativa y con mayor inclusión social.
Nuestro reclamo como organismos que nuclean víctimas del terrorismo de Estado no es sólo sectorial, reivindicamos la lucha de una generación que promovía una sociedad inclusiva, productiva y creía fervientemente en la capacidad transformadora de la juventud.
Conclusiones
No luchamos por reivindicar un reclamo sectorial, pretendemos aportar al cambio social. Reivindicamos la lucha de los demás organismos y repudiamos esta nueva descalificación sobre las madres de plaza de mayo.
Ellas son además del símbolo de la lucha por los derechos humanos en nuestro país, cuadros políticos que transformaron su dolor en lucha y su lucha en organización.
Sostienen con mucho esfuerzo su propia universidad en la que muchos jóvenes se forman políticamente para dar batalla al stablishment, son artífices de una práctica política en la que nos vemos identificados y llevan adelante una lucha permanente por comprender la plena vigencia de los derechos humanos como el camino de profundización de la nueva argentina.
A partir de la reforma constitucional de 1994 se ha dado un avance al comprender, tal como lo plantea Bidart Campos que hoy tenemos un bloque federal de constitucionalidad compuesto por la Constitución Nacional y los tratados internacionales de Derechos Humanos contemplados en el art. 75 inc. 22 de nuestra carta magna.
Este bloque federal de constitucionalidad garantiza según el criterio de la Corte Suprema de Justicia que dichos tratados sean entendidos como leyes supremas y comprendidos de acuerdo a su articulado, entonces la labor de madres de plaza de mayo con el programa sueños compartidos o demás organismos que garantizamos derechos no es una atribución que no nos corresponde sino que actuamos acorde a la ley y consolidamos un modelo de Estado con plena participación de los organismos de derechos humanos con una trayectoria ganada con absoluta honestidad y plena convicción.