Matías Aquino, Carlos Daniel Alvarez, Matías Orlando Quintero y Miguel Angel Antonio son las cuatro diferentes identidades falsas con la que se dio a conocer antes de ser detenido el hombre condenado. Se lo conocía por dos apodos y registraba más de una decena de antecedentes penales, entre ellos homicidio.
La Cámara Penal de Rosario impuso 25 años de prisión a Paulo Sebastián Rodríguez, un joven riocuartense de 24 años acusado por dos asesinatos en la localidad de Santa Isabel, departamento General López, ocurridos en el verano de 2006.
El fallo implicó la reducción de la pena fijada en 32 años por el juez que sentenció a Rodríguez al unificar la sanción por robos reiterados y el homicidio de un sargento en el robo a una mutual.
El motivo es que uno de los delitos que se le probaron fue cometido antes de la reforma del Código Penal impulsada por Juan Carlos Blumberg y la sanción máxima entonces era de 25 años.
Paulo Rodríguez nació en Río Cuarto, pero durante algunos años vivió en Santa Isabel, donde le atribuyeron dos asesinatos.
Matías Aquino, Carlos Daniel Alvarez, Matías Orlando Quintero y Miguel Angel Antonio son las cuatro diferentes identidades falsas con la que se dio a conocer antes de ser detenido el hombre condenado. Se lo conocía por dos apodos y registraba más de una decena de antecedentes penales, entre ellos homicidio.
El nombre de Rodríguez cobró resonancia el 11 de enero de 2006 cuando fue asesinado con un disparo en la cabeza el óptico Jorge Trucco, en Santa Isabel, a 195 kilómetros al sudoeste de Rosario. Un mes más tarde, el 13 de febrero, el sargento primero Ramón Contreras fue ultimado de cinco balazos por dos ladrones que asaltaron la mutual del pueblo.
Casi un año después, el 30 de enero del 2007, la policía le atribuyó la autoría de los dos crímenes cuando hacía una semana que estaba detenido en la comisaría 12ª de Rosario. Había caído preso 18 días antes luego de tirotearse con efectivos de la Patrulla Urbana, en el barrio Ludueña.
Sólo por el crimen del policía fue condenado a 25 años de prisión por el juez de Sentencia de Melincué.En el departamento General López se lo buscaba como el Cordobés. No tenía un domicilio fijo. En el barrio Ludueña de Rosario era Matías Aquino, alias el Porteño. Lo detuvieron el el 22 de enero del 2007 cuando, tras perpetrar con dos socios un robo en una casa de barrio Belgrano, se enfrentó a los tiros con una dotación de Patrulla Urbana en Pedro Lino Funes y Eva Perón.
Con el Porteño Aquino iba Angel R., de 17 años, que también fue apresado. Les secuestraron una pistola Bersa 22 y un revólver del mismo calibre. Por este suceso fue imputado de robo calificado y resistencia calificada a la autoridad.
Los crímenes
Los homicidios por los que acusaron a Pablo Sebastián Rodríguez ocurrieron con diferencia de 34 días. Jorge Trucco tenía 49 años cuando el 11 de enero de ese año lo mataron a tiros en su casa. Era óptico y prestamista informal de dinero. Dos hombres de tez trigueña, menudos y con armas de fuego golpearon a su madre y luego mataron a Trucco.
El otro homicidio ocurrió la mañana del 13 de febrero. A las 11.15 de ese día dos hombres que llegaron a San Isabel en un remís rosarino asaltaron la Asociación Mutual Club General Belgrano. Los ladrones eran muy jóvenes y actuaron a cara descubierta. Luego de controlar a tres empleados y a tres personas del público recogieron 7 mil pesos y 3 mil dólares y se encaminaron a la salida.
Pero el subgerente de la entidad —estaba en una oficina contigua atendiendo a un cliente—advirtió lo que ocurría. Salió por una puerta lateral hacia el club. Desde allí llamó a la comisaría. El sargento primero Ramón Contreras se subió al patrullero y manejó las dos cuadras y media que separan la seccional de la mutual. Cuando llegó vio a los dos asaltantes retirándose del edificio. Impartió la voz de alto y los maleantes, ante su inesperada aparición, se pusieron nerviosos. Empezaron a los tiros y Contreras, en cuclillas, respondió el fuego. Pero recibió cuatro tiros en la espalda y uno, el que resultó fatal, en la boca.
Los efectivos de la Unidad Regional VII, de Melincué, iniciaron la investigació. Obtuvieron el dato de que Rodríguez tenía una novia en el barrio Ludueña de Rosario. Enviaron una fotografía del sospechoso a la comisaría 12ª y cuando en esta seccional la vieron el retrato les pareció idéntico a uno de los presos del penal, que sin embargo estaba allí con otro nombre. Así se percataron de que Aquino y Rodríguez, el Cordobés y el Porteño, eran la misma persona. El cotejo de las huellas dactilares fue decisivo: la verdadera identidad del condenado es Paulo Sebastián Rodríguez.
El 24 de noviembre pasado, el juez de Sentencia Nº7, José Luis Mascali, le fijó 32 años de prisión por los delitos de robo agravado de rodado, resistencia a la autoridad con uso de arma de fuego y robo calificado con la participación de un menor de edad. El magistrado unificó la sentencia a 25 años que le había impuesto anteriormente el juez penal de Melincué por homicidio y robo calificado.
Ahora, la Sala I de la Cámara de Apelación Penal —integrada por Alfredo Ivaldi Artacho, Carina Lurati y Atilio Pangia— le redujo la pena a 25 años de cárcel luego de que la sentencia fuera apelada por el defensor de Rodríguez. «En este caso se aplicó el principio de la ley más benigna, es decir 25 años que era el tope máximo fijado en el Código Penal antes de la reforma Blumberg», explicó una fuente judicial.