Durante un diálogo mundial sin precedentes que sostuvo por televisión con motivo del Viernes Santo, el Papa Benedicto XVI aseguró hoy que «no tenemos respuesta» al dolor que generó el sismo y tsumani que azotó a Japón al responder a una pregunta hecha por una niña japonesa.
«Querida Elena, te saludo con todo el corazón. También yo me pregunto: ¿por qué es así? ¿Por qué ustedes tienen que sufrir tanto mientras otros viven cómodamente?», contestó el Papa ante la inquietud de la niña japonesa. Se trata de la primera vez en la historia que un Papa responde en un programa de televisión a las preguntas de un grupo de fieles.
Elena sintió temblar su casa y quedó traumatizada por el terremoto seguido de tsunami que azotó el 11 de marzo pasado a su país. La niña le dijo que muchos niños de su edad habían muerto y preguntó por qué los niños debían estar tan tristes.
«No tenemos respuesta, pero sabemos que Jesús ha sufrido como ustedes, inocentes, que Dios verdadero se muestra en Jesús, que está a vuestro lado. Esto me parece muy importante, a pesar de que no tenemos respuestas, si la tristeza sigue: Dios está a vuestro lado», dijo el pontífice a la niña.
La pregunta de Elena figuraba entre las siete personas escogidas para realizar una pregunta, de las más de 2.000 propuestas llegadas a la redacción de la televisión estatal de Italia.
La mayoría de las preguntas aludieron al modo en que la gente sobrelleva el sufrimiento. Benedicto XVI respondió que se hace la misma pregunta, como muchos en el mundo, pero que el sufrimiento forma parte de un “buen plan” de amor.
Otra de la preguntas la hizo María Teresa, una madre italiana que tiene un hijo, Francesco, en coma vegetativo desde hace dos años, y que quería saber si el alma había abandonado el cuerpo del joven, sentado a su lado durante el programa, o seguía en él.
«Por supuesto, el alma está todavía presente en el cuerpo. La situación es un poco como la de una guitarra que tiene las cuerdas rotas y que no se puede tocar. Así el instrumento del cuerpo es frágil y vulnerable y el alma no puede sonar, por así decirlo, en modo alguno, pero sigue presente», respondió el Papa.
Bintú, una mujer musulmana de Costa de Marfil, le narró en su pregunta la crisis política y social que vive el país africano y tras subrayar que Jesucristo es maestro de paz, pidió consejo al Papa, al que llamó «embajador de Jesús».
El anciano pontífice dijo que está muy triste por lo que ocurre en ese país y afirmó que la violencia «nunca viene de Dios, nunca ayuda a producir cosas buenas, sino que es un medio destructivo y no el camino para salir de las dificultades. Es una fuerte voz contra todo tipo de violencia», agregó. El pontífice hizo un llamamiento a todas las partes «a renunciar a la violencia, a buscar las vías de la paz y del diálogo».
Siete jóvenes cristianos estudiantes de Irak le preguntaron desde ese país cómo pueden ayudar a la comunidad cristiana, que es perseguida, para que sus representantes no emigren a otros países. Benedicto XVI los animó a permanecer, pidió a las instituciones que protejan a los cristianos, que son minoría, y abogó por la reconciliación de esa sociedad «desgarrada, profundamente dividida y lacerada».
Un profesor italiano le preguntó sobre la resurrección y qué significa que el cuerpo de Jesús fuera real, de carne y hueso, pero también «cuerpo glorioso», que no tuviera las mismas características que antes. El Papa dijo que el hecho de que el sepulcro de Cristo estuviera vacío significa que Jesús no abandonó su cuerpo, que la materia está destinada a la eternidad, pero que adoptó la materia en una nueva
forma de vida, más allí de las leyes de la biología, de la física y que esa es la gran promesa para todos los hombres.
Otro italiano le preguntó: «Qué hizo Jesús en el lapso de tiempo entre la muerte y la resurrección», y que, ya que en el Credo se dice que Jesús después de la muerte descendió a los infiernos, los hombres pueden pensar que es algo que les pasará también antes de ascender al cielo. El Papa señaló que ese descenso, «en las profundidades del ser humano», no debe imaginarse como un viaje geográfico, sino que significa que Jesús alcanza también el pasado, que la eficacia de la redención abarca a todas las personas de todos los tiempos.
La última pregunta fue sobre María y si tiene previsto renovar la consagración del mundo a la Virgen en este nuevo milenio. Benedicto XVI afirmó que el mundo ha entendido que la madre de Jesús es su madre, y respecto a la consagración recordó las que ya hicieron Pío XII, Pablo VI y Juan Pablo II, por lo que de momento no cree que sea necesaria otra.
Fuente: Agencias.