La debilidad del testimonio del Curiotti y la falta de pruebas, en la mirada del magistrado.
Con críticas al fiscal de Instrucción Javier Di Santo, el juez de Control Daniel Muñóz confirmó el sobreseimiento de Gastón Zárate en la causa por el crimen de Nora Dalmasso.
De esta forma, el pintor fue desvinculado de las acusaciones por homicidio calificado, abuso sexual con acceso carnal y hurto calificado.
En la resolución, Muñoz recordó que «una lectura de la causa permite inferir que la dirección de la pesquisa consideró conducente para instalar sospecha en el pintor su actitud violenta manifestada hacia allegados, el interés por el aspecto físico de Nora Dalmasso, el propósito de desvío de la investigación hacia otros trabajadores, su conocimiento de la vivienda de la mujer y la agilidad como para acceder a los ventanales de la planta alta».
Sin embargo, resalta que Di Santo cayó en «la omisión de su confrontación razonada con el testimonio de Carlos Curiotti».
«Su aporte fue considerado primordial para otorgar el probable rol homicida al señalar autoría del crimen… y a partir de ellos comenzó la investigación contra el pintor. Pero, resulta que esta versión presentada creíble sólo formalmente desde su lectura, comenzó a exhibir fisuras casi inmediatamente cuando Curiotti se retractó de su versión en la que acusaba a Zárate», advirtió.
Añadie que «es que un testigo que se desdice la misma noche de su deposición y tres días después sus padres indican padece varios problemas de naturaleza psicológica y posteriormente una pericia médica da cuenta de la portación de una capacidad intelectual límite o fronteriza, pone de relieve la fragilidad de su testimonio que debió exigir jerarquizar la tarea valorativa para dilucidar su eficacia»
«La veracidad de los sucesos transmitidos por Curiotti se ha visto seriamente afectada, más aún cuando el informe médico psiquiátrico referido explicita que su estructura sumada a la falencias cognitivas lo tornan vulnerable, cambiante y pasible de manipulación sobre todo en situaciones estresantes o bajo circunstancias de presión», subrayó.
El juez de Control expresó que «frente a semejante dato, que se suma a los antecedentes desfavorables consignados, la necesidad de indagar sobre la capacidad del testigo se tornaba indispensable».
«Ante ello, es de presumir que por el grado de desarrollo y calidad de sus facultades, se debió poner en tela de juicio la fiabilidad del relato donde se describía la muerte de Nora Dalmasso», aseveró.
En relación al presunto robo del celular el magistrado, manifestó que «las sucesivas frustraciones sobre la pista de los aparatos revelan que los involucrados no ocultaron rastros que provenían del crímen conocido».
«La consecuencia de esta situación y a pesar de la búsqueda efectuada, concluyó con la imposibilidad prácticamente inevitable de ubicar la evidencia en el ámbito elegido. Entonces cabe preguntarse que tipo de prueba subsistía», puntualizó.
El juez argumentó que «sólo quedan indicios que se proyectan congruentes y lógicas desde las condiciones objetivas y subjetivas de Zárate y se muestran inconsistentes sin el respaldo que pudieron otorgarles la tenencia de los celulares y la acusación de Curiotti».
También resaltó que «nada aportó la exhaustiva reconstrucción del hecho» y que «tampoco constituye elemento de cargo el mal concepto de los suegros, explicitado generosamente con términos descalificantes como vago y fanfarrón cuando se dirigen al novio que no desarrolla un trabajo regular».