ANTICIPO TD DIGITAL – SEGUNDA PARTE
Susana Hentona conoció la primer tragedia en Japón con la muerte de su marido. Sin embargo, decidió adoptar la tierra nipona como su segunda patria y allí recreó se vida como empleada de una empresa alimenticia. En los 90, viajaba algunos meses desde Río Cuarto para reconocer la experiencia culturalmente extraña y ajena, aunque hace hace dos años decidió radicarse definitivamente.
El país que dejó en el viaje urgente de avión hacia la Argentina en nada se parece al que empezaba a descubrir. La tragedia del terremoto, el tsunami y el fantasma nuclear la enfrentaron con el horror y el destierro.
– Aquí llegaban definiciones de apocalipsis e inmediato desastre por la crisis nuclear. ¿Ese temor se vivía en Japón?
– No lo puedo describir, solo me quería escapar. Sentía que era el fin del mundo. Quería que un avión me sacara, fue muy feo.
– ¿Costaba conseguir alimentos frente al temor de una crisis aún mayor?
– Teníamos comida, aunque las góndolas todos los días se vaciaban. Ante el temor todo el mundo iba a comprar.
– Pero sin saqueos…
– Sin saqueos, todo bien controlado, aunque si ibas a las 4 de la tarde ya no había nada.
– Por qué estaba en Japón
– Hace dos años que vivía allí y trabajaba en una fábrica de comida. Desde el 91 que conozco el país y siempre se hablaba del gran terremoto que iba a venir y finalmente llegó. Siempre lo supimos…
– ¿Lo que mostraban las cadenas internacionales era lo que sucedía ó había una exageración?
– Los medios extranjeros lo definían tal cual… Japón tapó un 40 por ciento ó más. Yo me entero por mi hermana que había escapes radioactivos y a nosotros nos daban los barbijos, pero no nos decían nada. No pensábamos que todo era tan grave. Creo que Japón tapó mucho de lo que en verdad pasó, no dio información exacta.
– ¿Cuál fue el Japón que dejó?
– Es un país que amo y para mi quedó el Japón del miedo, del terror. No se si me animaría a volver a pisarlo. Tendría que tener fuerzas para superarlo… los japoneses no aflojan pero es muy difícil. Estos últimos días pensaba solo en salir corriendo.
– ¿Qué cambió en usted después de lo que pasó?
– Muchas ilusiones que tenía en pie se me quebraron. Ahora tengo mi familia más cerca y allá me aterrorizaba perderlos. En cada movimiento sentía que la tierra se abría y me tragaba.
– Este regreso significa el final de su vínculo con ese país.
– En un 99 por ciento creo que sí. Fue muy fea la situación que vivimos.
Por Pablo Callejón (pjcallejón@yahoo.com.ar)