Andrés Gambini tiene 26 años y acaba de crear vida en un laboratorio. Pero no cualquier vida: un caballo de carrera que cotiza hasta US$ 25 millones. ¿El negocio del siglo?
Andrés estudió veterinaria en la Universidad Nacional de Río Cuarto y se recibió con el mejor promedio. Empezó a investigar en tercer año de la facultad. Trabajó en San Luis en un haras. Le ofrecieron clonar cerdos y dijo que no. Se mudó a Buenos Aires en 2008 para trabajar en clonación equina. Está becado por el Conicet para hacer un doctorado. Da clases de fisiología animal en la facultad de Agronomía de la UBA. Está a favor del matrimonio entre homosexuales, pero votaría a Macri. Le gusta el pop. Le gustaría trabajar con caballos y dar clases toda su vida. El laboratorio lo aburre, prefiere el campo.
El ex estudiantes universitario afirmó en la entrevista al diario La Nación que el trabajo con caballos es más complicado que con otros animales; que no es fácil conseguir los ovocitos porque hay pocos frigoríficos equinos; que la idea del clon no es tener un caballo de carreras o de polo igual al progenitor, sino que es dar hijos, porque a los potros se los castra para las competencias deportivas, y los caballos se venden por ser hijos de tal; que cuando el laboratorio y el campo anduvieron bien, fueron tres meses de clímax, viajaba al campo tres veces por semana y los martes dormía en el laboratorio; que ahí, entre agosto y diciembre, lograron siete preñeces.
El 4 de agosto, después de doce meses de gestación -el promedio es entre once y doce- nació el primer caballo clonado de América latina. Recibió el desmesurado nombre de Bs Ñandubay Bicentenario. (Bs es por Bio Sidus, la empresa que financió la investigación; Ñandubay, por el caballo del que se sacó la célula para lograr la clonación; y Bicentenario, en honor a los doscientos años desde el primer gobierno patrio.)
El mundo, sin embargo, tuvo que esperar hasta el 19 de octubre para saberlo, porque era necesario esperar los resultados del laboratorio de Genética Veterinaria de la Universidad de California en Estados Unidos, que garantizó que los genes de ambos caballos eran idénticos. Ese día, la noticia salió en medios digitales de todo el país y algunos del extranjero. Andrés estuvo toda la tarde googleando, buscando noticas del clon, de su trabajo, de su hijo. Las encontraba y las subía a facebook. Al día siguiente, Bs Ñandubay Bicentenario, Andrés y el resto del equipo que trabajó estaban en los diarios.
Se conoció, también, que en noviembre Adolfito Cambiaso subastó un clon de su mejor yegua. Ese clon nació el 3 de agosto, un día antes que Bs Ñandubay Bicentenario, pero el trabajo se realizó en un laboratorio de Estados Unidos. Allá estuvo el potrillo hasta cumplir tres meses, y ser repatriado. El clon -la clon- es una yegua llamada Cuartetera, y fue comprada en 800 mil dólares por el tenista David Nalbandian y Ernesto Gutiérrez, que es íntimo amigo de Cambiaso.