Se viene River-Boca: ¿Cómo fueron los duelos entresemana?

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De los 122 triunfos que acumula Boca ante River (68 en el profesionalismo), 13 fueron entresemana. Así como manda en el historial, los «xeneizes» también sumaron más alegrías que su clásico rival en los partidos que se jugaron en días laborales. Ocho triunfos suman los «millonarios» y cinco juegos terminaron empardados, sobre un total de 26.
Los clásicos «laborales» nacieron en 1918, el 18 de septiembre en la cancha de Racing, donde Boca se impuso 1-0 y sumó su primera alegría. Pero los más importantes, los que marcaron tendencia, fueron dos en especial. El de 1976, el primero. Con un gol de Rubén Suñé, Boca salió campeón del Nacional. «Es increíble. No pude hacer un gol en todo el campeonato y justo me toca hacerlo en este partido. Me puse cerca de la pelota y, cuando vi que Fillol estaba armando la barrera, tiré», contó Suñé sobre el gol que valió el bicampeonato auriazul.
Ese partido tuvo un «duelo de talentos» aparte, según El Gráfico. Por un lado Hugo Gatti, por el otro Juan José López, quien este martes estará sentado en el banco «millonario». El partido, al igual que el primero, se jugó en Racing a tres días de la Navidad. Fue el mejor regalo para los hinchas «xeneizes» que deliraron en El Cilindro de Avellaneda.
El de 1981 también dejó una cicatriz. Con el inolvidable gol de Diego Armando Maradona, Boca goleó 3-0 a River en La Bombonera y se encaminó hacia el título. Fue el único Superclásico que se jugó un viernes. «Ahora quiero ser campeón», dijo el astro que esa noche terminó de conquistar los corazones «xeneizes» más acorazados. Su padre, desde la tribuna, temblaba sin poder creerlo. El sueño de Diego se cumplió y ese año terminó sobre los hombros de su hermano dando la vuelta con Boca.
También quedará en la memoria azul y oro la goleada de 1959. Fue 5-1 en La Bombonera, con una destaca actuación del «Piojo» José Yudica. «Boca es digno de su fama y sus anhelos», decía El Gráfico, el día que a River le salió todo mal.
En 1982 River tuvo un gran regocijo, como Boca en el ’76, tres días antes de la Navidad. Derrotó a Boca de visitante 2-0, con un golazo de Daniel Messina, desde 35 metros. «Lo vi adelantado a Hugo (Gatti) y pensé que era la oportunidad de pegarle por arriba. Le pegué con la parte de adentro del botín. Cuando vi que la pelota entraba me di vuelta para ir a gritarlo con el banco», dijo que jugador que admiraba a Juan José López. Gatti no tuvo reparos en elogiarlo: «Le pegó como los dioses». Con ese triunfo, River sacó a Boca de la lucha por el título.
El último clásico entresemana en el Monumental fue en 1987. Empataron 1-1 con goles de Antonio Alzamendi y Jorge Rinaldi. La salvación y el dato de color, en este caso rojo, es que el goleador oriental del «Millonario» fue expulsado por protestar. 23 años después, otro extranjero, el chileno Gary Medel, era héroe «xeneize»: anotaba dos goles y también se iba expulsado en La Bombonera.
Ese mismo 25 de marzo de este año la gente de Boca se rindió a los pies de Juan Román Riquelme, quien fue aplaudido hasta por Diego Maradona, con el que hasta el día de hoy mantiene una distante relación por los gastados «códigos del fútbol». La gente lo despidió al unísono: «Para Riquelme, la Selección». Román agradeció el tributo, pero su vuelta al conjunto nacional, con Maradona sentado en el banco, era una negativa constante e inquebrantable.
Este martes se jugará el 27º Superclásico «laboral». River, de local y en Promoción, tiene toda la presión. Viene de quedarse sin entrenador, pero sabe que este es el momento para torcer el rumbo y maquillar este pasaje gris en su historia. Boca pisará el Monumental en busca de un triunfo que le dé oxígeno a Claudio Borghi, que en caso de una derrota podría sentenciar su suerte en el banco «xeneize». Devaluado y todo, Boca y River paralizan el país. Será otro día laboral a lo largo y ancho del país, aunque en este caso, el trabajo mezclará la exigencia de cada día con la pasión del fútbol.

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