De una veintena de precarias viviendas, la de los Gómez es la última, en todo sentido. La casa es en realidad un refugio de adobe, con piso de tierra y techo de paja. Allí María (el nombre es ficticio) vivió lo peor de sus 42 años. Desde los 13 fue abusada por su padre, con quien tuvo nueve hijos. Todo ocurrió en la localidad de Nicanor Molinos, un humilde paraje ubicado al oeste de Reconquista, al norte de Santa Fe, al que se llega recorriendo 14 kilómetros que parecen eternos.
María denunció que en ese lugar, Armando “Chin” Gómez comenzó a violarla hace 30 años. Germán, de 20 años, es uno de los hijos de esa relación. “Nunca sospeché de nada, siempre fue mi abuelo hasta que nos llegó la noticia”, le dice a Clarín y explica que el mayor de sus ocho hermanos se suicidó. Se pegó un tiro, aparentemente cuando se enteró que su abuelo era, en realidad, su padre.
La noche del 4 de junio de este año la Policía allanó la casa de Armando Gómez, por presunto robo de ganado. Allí encontraron una escopeta de fabricación casera, de las conocidas como tumberas. Gómez fue detenido. Seis días después, María dejó de mirar el piso de tierra que la rodeaba y se animó a contarle a la Policía su martirio. Su testimonio sacó a la luz una historia macabra y reveló que una de sus hermanas también había sido violada. Las pruebas de ADN comprobaron luego que 9 de sus 10 hijos son de Gómez.