Podrán mantener su nombre la “v”, la “b” y la “y”. La Real Academia Española (RAE) difundió algunas de las nuevas normas que regirían en la ortografía de nuestro idioma.
La Academia sugiere y recomienda, pero no impone”. “No estamos cambiando nada”. “No se modifican las reglas, ni se añaden nuevas”. “Si a usted le queda cómodo un acento, pues póngalo”. Cada frase, lanzada mientras los otros 21 titulares de las Academias de la Lengua Española le cubrían las espaldas, fue subrayada por el director de la Academia Mexicana de la Lengua, José Moreno de Alba, entrenado para atajar los penales que le patearon decenas de periodistas en el acto de presentación del acuerdo de las 22 Academias sobre la nueva edición de la “Ortografía de la Lengua Española”, que tuvo lugar ayer en la Feria del Libro de Guadalajara y que estará en las librerías hacia fines de diciembre.
¿La “y” griega pasará al olvido ante el ímpetu sonoro de la “ye”? ¿Cuántas letras tendrá el alfabeto después del destierro de la “ch” y la “ll”? ¿Sólo se quedó tan solo que ya ni lo acompaña un acento? ¿La “b” larga y la “v” corta se quedaron sin apellido? Pues nada de eso. Ayer quedó claro que el revuelo que se armó cuando a principios de noviembre la Real Academia Española (RAE) difundió algunas de las nuevas normas que regirían en la ortografía de nuestro idioma, no fueron más que anuncios de lo que se estaba discutiendo, y no de lo que se estaba firmando. O al menos eso es lo que explicó ayer Moreno de Alba.
El acto arrancó con una solemnidad que no iba a durar mucho. Al frente de los demás académicos, el representante mexicano leyó el acta: “El pleno de directores y presidentes de la Asociación de Academias de la Lengua Española, reunido en Guadalajara, Jalisco, México, a las 9 horas del día 28 de noviembre de 2010, acuerda por unimidad aprobar el texto definitivo de la nueva edición de la Ortografía de la Lengua Española”. Luego explicó que se trata de la primera ortografía razonada, exhaustiva y detallada , hecha “por todos y para todos”, nacida desde la unidad, para la unidad”, como intentando despejar sospechas de diferencias que, si las hubo, quedaron debajo de la alfombra.
A la hora de las preguntas de los medios de todos los países de habla hispana, Moreno de Alba se tomó el trabajo de responder casi como un maestro de escuela. Así, explicó que se ha tenido en cuenta la fuerza de la oralidad en la escritura , la importancia social de la ortografía y el peso de la política panhispánica (es decir, del habla americana) a la hora de redactar esta nueva ortografía. “Las reglas se explican con mayor exactitud, de manera razonada, con más ejemplos y con el propósito de unificar criterios. Hay una voluntad de precisión.
Fuente: Clarín.