Los tres adolescentes que sobrevivieron 50 días en una isla del Pacífico Sur llegaron esta mañana a la capital de Fiji, donde pasaron un examen médico y se reunieron con funcionarios antes de embarcar rumbo a casa, según informó la prensa neozelandesa.
Hasta ahora no quisieron hablar con los medios. Según los rescatistas, sobrevivieron comiendo pescado, cocos y una gaviota. En los últimos días estaban tan desesperados que empezaron a tomar agua del mar.
Al llegar a la capital fijiana, se los vio muy delgados pero su estado de salud es bueno. Según imágenes de la cadena neozelandesa TVNZ, los jóvenes caminaron solos hasta una ambulancia que los trasladó al hospital, donde recibieron los primeros auxilios, principalmente por quemaduras en la piel.
Los adolescentes, dos de 15 años y uno de 14, fueron encontrados ayer con vida por un barco pesquero de Nueva Zelanda. Habían desaparecido el 5 de octubre cuando intentaban remar entre dos islas del territorio neozelandés de Tokelau, y fueron dados por muertos después de una amplia búsqueda en la que participó la Fuerza Aérea y la Marina.
Tokelau es un archipiélago que cuenta con unos 1.400 habitantes y que está ubicado en Oceanía, sobre el Océano Pacífico Sur y consta de tres atolones llamados Atafu, Nukunonu y Fakaofo y unos 125 islotes.
El bote de los adolescentes se había desviado unos 1.300 kilómetros desde donde se lo había visto por última vez, hasta una parte desolada del noreste del Pacífico, en los alrededores de Fiji. Y fue allí donde la tripulación de un barco atunero vio a los tres adolescentes sobre su pequeña embarcación, agitando los brazos frenéticamente, para llamar la atención, rogando por ayuda.
»Lo único que pudieron decir fue ‘muchas gracias por detenerse»’, dijo ayer Tai Fredricsen, primer oficial del barco que logró rescatarlos, el San Nikuna, en declaraciones a la Radio Nacional de Nueva Zelanda. »Se ven muy agotados físicamente, pero mentalmente … están muy bien, agregó el primer oficial».
El rescate llegó justo a tiempo: Fredricsen dijo que los adolescentes habían comenzado a beber agua de mar porque no había llovido en las últimas noches.
Fredricsen contó que los jóvenes tenían un pequeño suministro de cocos en el barco, pero que se les agotó en dos días. «Hubo un período en el que sólo tomaban agua dulce, que habían logrado capturar en un toldo plástico durante la noche», dijo el marinero.
El primer oficial del barco dijo que los adolescentes estaban deshidratados, con quemaduras por el sol y muy delgados, pero bien en líneas generales. Una vez en el atunero, sus tripulantes les dieron frutas y líquidos.
Tanu Filo, el padre de uno de los adolescentes, dijo que se enteró del rescate por la abuela de uno de ellos, a la que llamaron por teléfono desde el barco.»Es un milagro. El pueblo entero estaba emocionado y lloraba, y cantaba canciones», dijo Filo a la Radio Internacional de Nueva Zelanda.