«Es una cuestión absolutamente municipal», dijo el ministro de Gobierno en relación a la venta ambulante en la capital provincial. De ese modo, respondió al planteo del intendente cordobés, quien había responsabilizado a la Policía.El ministro de Gobierno de Córdoba, Carlos Caserio, negó de plano que el descontrol de la venta ambulante en las peatonales capitalinas sea responsabilidad de la Policía y remarcó que «es una cuestión absolutamente municipal».
«No nos podemos poner de acuerdo, porque la Policía no tiene ninguna responsabilidad. Vender en la vía pública no es delito sino una violación a una ordenanza», sostuvo el jefe de la cartera política.
El asunto ha estado en el medio de las discusiones políticas, luego de que el intendente Daniel Giacomino deslindara culpas en la Policía, la Afip y la Aduana, lo que provocó la reacción del jefe de la fuerza, Alejo Paredes.
Y se reactivó luego de que un vendedor nigeriano hiriera el jueves a un policía y dos inspectores comunales en 25 de Mayo y Rivadavia.
Paredes ayer se mostró dispuesto a coordinar el asunto con los funcionarios municipales, pero puntualizó que aún no lo han citado.
«Si hay denuncia de agresión física, ahí actúa la Justicia y la Policía. Esto funciona así en cualquier parte del mundo. Es un problema social muy profundo, de difícil resolución», manifestó Caserio.
«Nuestra voluntad es enorme, pero no puedo hacerme cargo de algo que no me corresponde. Esto siempre termina en situaciones de violencia, que nunca son buenas», concluyó el ministro.
Caserio consideró que una buena opción para resolver el problema es cederles un espacio para que los comerciantes vendan sus productos.
Paralelamente, el ministro de Gobierno planteó «contradicciones» en el seno mismo del Ejecutivo, al relatar que tiempo atrás el subsecretario de Gobierno, Javier Pueyrredón, reclamó la colaboración policial en un operativo de desalojo y después el secretario de Derechos Humanos de la Municipalidad, Luis Baronetto, lideró una demanda ante el Inadi por presuntos maltratos a ciudadanos africanos.
«El inspector decomisa la mercadería, por lo que los vendedores se ponen agresivos, son gente violenta. Ahí actúa la Policía. El peor modo es usar la violencia. Lo mejor es darle un lugar público para que se instalen», opinó.
En ese marco, a la altura de la avenida Colón, donde detectó 38 puestos ilegales en 100 metros.
En tan sólo una cuadra hay 38 vendedores de yo-yo, medias, disfraces, juguetes, remeras, toallas, relojes, pantalones, globos, productos de ferretería, música, lentes para sol y limpia CD.