Lo dijo Luciano Giuliani, titular de la organización en Río Cuarto. La agrupación se creó en plena época del menemismo y el auge neoliberal. Hoy luchan por la aceleración de los juicios a los genocidas
La agrupación HIJOS cumple 15 años y en Río Cuarto su desarrollo estuvo a la par de lo ocurrido a nivel nacional.
Luciano Giuliani, titular de HIJOS en la ciudad, manifestó en diálogo con TD Digital que los militantes «no pregonan el odio sino el reclamo de Justicia».
El origen de la organización surge en pleno menemismo, en 1995, cuando el auge neoliberal impactaba fuertemente en el país.
«La primera actividad en Río Cuarto fue el 16 de septiembre de 1995 cuando se conmemoró la Noche de las Lápices. Nosotros pedimos Juicio y Castigo y la restitución de hermanos apropiados», señaló.
Destacó que la agrupación «alcanzó una maduración y un crecimiento importante»
«Hoy no es solo HIJOS el que plantea la lucha de derechos humanos sino que se consolidó en el trabajo con otras ONGs y el Estado, a través de la Comisión Municipal de la Memoria», manifestó.
Recordó que en los inicios «fuimos muy cuestionados y hasta nos tildaban de agentes desestabilizadores».
«Nosotros hemos demostrado que nuestro espíritu es el respeto hacia la democracia. Nosotros no pregonamos el odio, sino que pedimos Justicia», expresó.
Hijos, el inicio
En 1994, a partir de una serie de homenajes realizados a los estudiantes universitarios desaparecidos, los hijos empezamos a encontrarnos y a conocernos, y en 1995, conformamos la agrupación: Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio. En octubre de ese año, en el primer congreso nacional, se establecen objetivos, puntos básicos y formas de funcionamiento. Ese mismo año las declaraciones del ex marino Adolfo Scilingo, en las que reconoce los vuelos de la muerte, ratificadas por el entonces jefe del ejército Martín Balza, reinstalan en la sociedad el debate sobre el genocidio y las luchas populares en la década del ’70. El más claro reflejo de este proceso político fueron las grandes movilizaciones de repudio al cumplirse 20 años del último golpe militar, en 1996, de acuerdo a su propia realidad cada regional hace sus procesos y definiciones políticas, muchas veces sobre la marcha. Siempre buscando avanzar sobre los puntos básicos: juicio y castigo a los genocidas, restitución de la identidad a nuestros hermanos apropiados, rechazo a la teoría de los dos demonios, independencia institucional y partidaria de la agrupación, y la horizontalidad como forma de funcionamiento.
Otros principios, como la libertad a los presos políticos y a la reivindicación de la lucha de nuestros padres fueron agregados más tarde. A partir del vigésimo aniversario del golpe militar, en 1996, H.I.J.O.S da un salto hacia afuera, y el gobierno menemista no tarda en responder. La agrupación es amenazada en diferentes formas, en Neuquén un compañero es secuestrado por algunas horas, hay seguimientos y amenazas telefónicas. Delegados de H.I.J.O.S se reúnen con el entonces ministro del interior, Carlos Corach, rechazando su hipócrita propuesta de protección individual y responsavilizándolo de las persecuciones y amenazas.
Esta situación genera que se profundice la discusión y se radicalicen las posiciones políticas de la agrupación.
La primera represión es sufrida en 1996, en un festival de rock por la libertad de los presos políticos que se realizaba en Plaza de Mayo, la policía empezó a provocar a los manifestantes arrojándoles agua. Empezaron las corridas por avenida de Mayo. La juventud que se había convocado en la plaza se replegó, entre los gases de la policía y las vidrieras rotas. A la altura de Corrientes y Talcahuano la policía se llevaba a los manifestantes. Cuando un grupo de Hijos nos acercamos a preguntar el motivo de la detención y los nombres de los detenidos. La respuesta de la policía fue una brutal paliza a seis militantes de la agrupación de H.I.J.O.S., de los cuales cinco fueron encarcelados y la restante compañera fue abandonada en la calle, luego de la salvaje golpiza en la que le abrieron la cabeza a palasos.
Algunas horas después los compañeros salen en libertad. Al día siguiente convocamos a una conferencia de prensa en la que nos enteramos de que la marcha del «Día nacional de la vergüenza» Había sido prohibida. Primero Antonietti, luego Corach, habían salido al cruce de la agrupación. De todas formas los Hijos mantuvimos la convocatoria, «no le pedimos permiso ni a los milicos ni al gobierno para marchar, es nuestro derecho».
El 29, dos días después, H.I.J.O.S. repetía su marcha fundacional en repudio a la asunción de Bussi en Tucumán, en medio de un cordón policial que iba desde Congreso hasta Plaza de Mayo. Los únicos organismos que acompañaron a H.I.J.O.S. fueron la Asociación Madres de Plaza de mayo y la Correpi. La movilización concluyó en la Plaza de los dos Congresos, luego de una maratónica vuelta. Acá aparece un H.I.J.O.S. que desafían abiertamente al gobierno y al régimen, y un esquema que volverá a repetirse: un desmedido operativo policial para pocos manifestantes.
Empiezan a hacerse los primeros escraches. Al principio con pocos participantes, pero finalmente luego de algunos aciertos políticos, empezamos a crecer en número y en política. En 1998 mientras se jugaba el mundial de fútbol en Francia, Videla se encontraba detenido en la cárcel de Caseros. H.I.J.O.S. convoca al escrache a Galtieri y 400 personas acompañan esta actividad. Docenas de periodistas cubren el hecho. En esta actividad se convoca a una marcha en Plaza de Mayo, por la prisión perpetua para Videla y todos los genocidas, para dos días después, y concurren dos mil quinientas personas. Algo cambia en la conciencia militante, la cárcel para los genocidas es posible, de hecho Videla está encerrado. El argumento de que el castigo a los genocidas es una utopía hace agua.