Una leyenda de la noche riocuartense, con más de 36 años de gerenciamiento de boliches, habló sobre la problemática con los menores.
Zota Dumont sabe que «la vio todas». Es uno de los pioneros de la noche riocuartense y su nombre se estampa como definición del negocio de los boliches.
En 1974 se inició a los 24 años con Aqu-Aqu. Después vinieron Gibbons, Class y Valentino, su última criatura.
«Después de 36 años de boliche no me siento cansado, el día que diga basta cierro y listo», sentenció.
En medio de la polémica por la presencia de los menores en la noche, Dumont fue contundente: «Los subsidios no servirán para nada porque los chicos no van a ir»
«Desde siempre, los menores hacían las previas en cualquier bar y después iban al boliche. Los chicos no quieren que les prohiban consumir pero el problema del alcohol en los menores no es generalizado», consideró.
El empresario recordó que intentó implementar la tarde-noche para los chicos, sin la venta de alcohol, y tuvo que cambiar de planes «porque no iba nadie».
«Creo que un menor de 17 años ya puede entrar a los boliches. Es mejor que estén controlados en un lugar y no anden deambulando por la calle», opinó.
Resaltó Dumont que los adolescentes «no van a las quintas porque estas fiestas son aisladas».
«Se quedan en casas particulares y, a veces, son los padres los que acompañan tomando alcohol. En la noche siempre hubo problema, pero ahora actúan en barras», argumentó.
Dumont apuntó a los adultos como parte fundamental del problema y admitió que la solución a la negativa de los chicos a ir a confiterías donde no se puede consumir alcohol «llevará mucho tiempo»
«Hasta desaparecieron los matinés donde iban más de 2 mil jóvenes, todo cambió mucho todo», afirmó.
Resaltó que «si los padres controlan la plata que llevan los chicos cuando salen se puede regular el consumo»
«Hoy no es barato salir a un boliche. Para tomar bastante se necesitan más de 100 pesos y los menores no salen con esa plata. Si el padre controla todo se resuelve más rápido», fundamentó.