Se nos vino la noche

0
Compartir

Las fiestas privadas en quintas no son un fenómeno novedoso producto de la aplicación del Código de Espectáculos Públicos…

Por Pablo Callejón (pjcallejon@yahoo.com.ar) – Las fiestas privadas en quintas no son un fenómeno novedoso producto de la aplicación del Código de Espectáculos Públicos. Surgieron mucho antes como consecuencia de un modo diferente de integración de los chicos. La segmentación clasista y grupal los llevó a ocupar espacios cerrados, donde van los que ellos deciden que deben ir. Su carácter privado limita el control. No todas se publicitan por facebook ni en todos los casos se venden entradas que documentan la irregularidad. Algunas se hacen en viviendas particulares, barrios cerrados ó en quintas alejadas de la vorágine urbana.
Las previas tampoco son una modalidad que surgió como vía de escape al accionar del Edecom, aunque es probable que su desarrollo se haya profundizado a partir de la rigurosidad en los operativos. Allí hay vía libre para el consumo de alcohol que se les prohíbe en los pubs y confiterías.  Los agentes de Espectáculos Públicos pueden actuar cuando los menores se integran a la noche pública, pero carecen de instrumentos legales para intervenir en los hogares que los padres ceden por acción u omisión a sus hijos.
Hay una coincidencia generalizada entre quienes tiene el rol contralor de la actividad nocturna durante los fines de semana en que se redujeron los hechos de violencia y se limitó abruptamente el “after hour”, es decir, el consumo posterior al cierre de los boliches.
El Código de Espectáculos reunió, en un hecho casi inédito, a todos los implicados en el debate: concejales, funcionarios, padres, jóvenes y empresarios. Muchas de las normas que sirven como carta de presentación sobre su efectividad son las que otros municipios y el gobierno provincial intentan ahora aplicar.
El Código no impide que los menores de 18 años construyan su propia noche, aunque les prohíbe comprar y consumir alcohol. En realidad, la medida no surgió de ninguna fuente de inspiración parlamentaria, sino de una norma nacional que así lo exige. Lo que hizo el Código fue generar las condiciones generales para que esta limitante se cumpla.
Era el momento de defender la legislación y no de someterla al infortunio del juicio apresurado. El planteo del intendente Juan Jure, quien solicitó en la presidencia del Concejo Deliberante modificar el Código para que los chicos tengan lugares donde divertirse, podría caer en el error de buscar respuestas para satisfacer la preocupación de los empresarios y no necesariamente resolver el dilema que los chicos tienen con la nueva oferta de la noche.
Un ejemplo, es que la primera medida oficial es intentar aliviar la carga impositiva a quienes realizan fiestas para menores, en lugar de buscar el modo para que los adolescentes vayan a esos lugares.
Los cambios culturales no se imponen de manera inmediata solo con el dictamen de las leyes. Sostener que somos hijos del rigor es una penosa visión de tinte autoritaria. Pero  pedir un cambio de reglas porque se perdió la primera partida del juego es generar dudas, y esta es también una mala lección para quienes deben ejecutar las políticas públicas.
El gobierno de Jure, a través de la aplicación del Código y de la efectividad del Edecom –que dejó de ser una superestructura burocrática e ineficaz hasta el papelón para convertirse en una herramienta fiable de control-, ha sido una de las gestiones que más hizo para fijar un contexto creíble para la noche que transitan más de 15 mil personas cada fin de semana.  Cualquier paso en falso puede ser difícil de revertir.

Interés colectivo

Las dudas sobre la efectividad del Código tuvieron eco en el reclamo de un bolichero que asegura haber perdido su negocio por que los jóvenes no acuden a las estudiantinas.  Interpuso el interés particular como medida para afectar lo que muchos definieron como un interés colectivo.
Como contracara aparece la actitud del empresario Javier Pastrana, uno de las voces que formó parte del debate sobre el nuevo Código. Su hijo fue uno de los organizadores de la polémica fiesta en Doble Cinco y en lugar de justificar al joven, señalar que “son cosas de chicos”, disimular lo ocurrido ó pedir cambios en la norma, en el programa Así son las Cosas en la radio, de FM Gospel, simplemente admitió que su hijo se equivocó y que debe asumir las responsabilidad por lo sucedido. Su postura no lo exculpa de responsabilidad, pero tampoco salió a pedir excepciones.
La clave es encontrar las respuestas ante el incumplimiento de la ley y en esto existe una fuerte deuda pendiente. Las sanciones llegan meses y hasta años después y no siempre se pagan. El desborde del Tribunal de Faltas es una debilidad del sistema que se profundiza cuando la judicialización de los casos se dirime ininterrumpidamente.
Los agentes del Edecom optan por definir clausuras los viernes a las 13 para evitar que un amparo levante la medida y la sanción nunca se ejecute.

Las zonas grises

Desde el Ejecutivo y el Concejo Deliberante se decidió avanzar en una cobertura de las zonas grises en la coberturas del ejido municipal y en lograr normativas comunes para que en toda la región se eviten las contradicciones legales en el control de la noche.
La apuesta es importante pero requiere de un esfuerzo de amplias dimensiones y ejecución desigual. No todos los municipios cuentan con estructura humana y formación técnica suficiente para afrontar la problemática y el Edecom podría enfrentar una conflictividad que desbordaría su capacidad real. El ente es un organismo que no tiene ganado totalmente el consenso social y no debería apelar a actitudes demagógicas de un poder omnipresente que podría dejar en evidencias las limitaciones de recursos.
Las fiestas privadas no siempre aparecen en facebook, tienen barras de expendio de bebidas alcohólicas y hay entradas que prueban el delito. En la mayoría de los casos, se realizan en espacios cerrados y al anonimato de lugares exclusivos. Allí donde no llega el control oficial debe ejercerse el rol primario de padres.
No todo puede ser resuelto por un conjunto de ordenanzas ó la reprochable búsqueda de la mano dura del Estado.  Tampoco es sano recaer en discursos que intentan responder las urgencias de la tribuna que cambiará de equipo ante el primer gol en contra. Si la alternativa es cambiar las reglas del juego en pleno partido, lo más probable es que se nos venga la noche.

Commentarios

commentarios

Compartir