Comenzada la segunda mitad del año, el panorama monetario y financiero argentino se caracteriza por el dólar tranquilo, la mayor emisión monetaria…
Comenzada la segunda mitad del año, el panorama monetario y financiero argentino se caracteriza por el dólar tranquilo, la mayor emisión monetaria, y las tasas de interés en descenso en promedio, pero las consecuencias sobre el resto de la economía, parecen indicar que la receta utilizada en 2002 para sacar al país de la recesión –expansión del gasto público, inyección de dinero en el sistema y otros impulsos al consumo- no están generando los mismos efectos que en aquel momento, ya que hoy por hoy la emisión genera inflación y en un contexto similar, sin perspectivas seguras de mediano y largo plazo, el componente de la inversión no se hace presente para menguar sus consecuencias negativas.
Además de la emisión monetaria vía liquidaciones de exportaciones, en el mes pasado se ha observado una fuerte inyección de dinero en el sistema a través de los préstamos del BCRA al Tesoro Nacional, de $ 3.000 millones mensuales en esta segunda mitad del año, lo que significará un incremento en la cantidad de dinero del sistema de $ 18 mil millones en el período, política que lógicamente termina trasladándose a la inflación.
En particular, el Programa Monetario admite una expansión de la cantidad de dinero del 22,1% hasta el mes de Septiembre, para mantener la inflación controlada por debajo del 24% anual. Pero, según estimaciones de la Consultora Econviews, para fines del mes de julio la expansión ya alcanza el 32,1%.
Hasta ahora, el control del efecto inflacionario de la expansión monetaria, ha sido llevado a cabo por el Central a través del mecanismo de esterilización mediante el cual inyecta Letras y Notas y quita pesos de circulación en el sistema. Mediante este proceso, ha rescatado aproximadamente el 33% de toda la emisión monetaria, pero es claro que la inflación se ha escapado de los parámetros establecidos. Por lo que si está proyectado que se inyecten por lo menos $ 25 mil millones, será necesario intensificar el mecanismo de esterilización para que no se continúe escapando la inflación.
Pero, mientras el gobierno continúe manteniendo su política de abastecimiento del Tesoro a través de préstamos del BCRA, es decir, mientras continúe expandiéndose la cantidad de dinero del sistema, y no se realice una esterilización monetaria sustanciosa, continuarán habiendo tasas inflacionarias cada vez mayores.
Por otra parte, la cantidad de dinero en el sistema también está afectando las tasas de interés, aunque de una manera paradójica según la teoría financiera, pero lógica desde la perspectiva argentina, ya que en la segunda mitad del año continúa observándose el cambio cualitativo al interior del costo de los productos bancarios, en los cuales desde fines del año pasado resulta menos riesgoso otorgar crédito prendario que otorgar crédito hipotecario, algo a las claras ilógico desde el punto de vista de la teoría, pero válido si se pone a consideración el contexto inflacionario actual, la diferencia de montos entre ambos tipos de préstamo, y el exceso de liquidez de los bancos.
En otras palabras, que haya más créditos prendarios que hipotecarios es el resultado de una estrategia bancaria a través de la cual se le asigna una tasa más favorable a los primeros, que son por un tiempo y un monto menor a los hipotecarios, ya que de otra manera no habría incentivos por parte de los consumidores para tomar créditos de este tipo. Hoy por hoy, un crédito hipotecario tiene una tasa promedio por encima del 17%, mientras que un crédito para la compra de un auto, por ejemplo, va desde 0% al 14,6%.
Es por esta razón, que en la comparación que hace el BCRA en su último informe de los datos monetarios en el mes de julio del corriente año con el mismo mes del año pasado, lo que se observa es un importante aumento en los créditos de consumo, principalmente en las tarjetas de crédito, pero no en los créditos hipotecarios.
De esta manera, los créditos de consumo con tarjetas de crédito crecieron en ese período un 41,7%; las asistencias personales, por su parte, se incrementaron 20,7% y los préstamos prendarios otorgados por el sistema financiero (en su mayor parte para adquisición de vehículos), experimentaron a la vez una suba interanual de 13,1%.
Por otra parte, los primeros días del mes de Agosto comenzó a analizarse en la Cámara de Diputados el debate por la reforma financiera, en el cual se considerarán tres proyectos, uno oficialista y dos opositores, y de los cuales saldrán las principales líneas modificatorias de la actual legislatura financiera argentina. La aprobación por parte de esta cámara del dictamen para “normalizar” el INDEC, arroja esperanzas acerca de que el resultado de tal debate sea una propuesta superadora del actual estado de cosas, y no simplemente voluntarismo reformativo.Asimismo, la política monetaria y cambiaria debe tomar nota acerca de los mecanismos que deben ser puestos en práctica cuanto antes para evitar que la inflación continúe su carrera alcista, de lo contrario, las consecuencias sobre la economía real podrían llegar a ser peores que una crisis.
Esta es una publicación de Fundación EGE con la colaboración de la Lic. Cecilia Reboyras – Miembro de Fundación EGE, info@fundacionege.org