Lituania apabulló a Argentina y la dejó afuera de semifinales

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Con un Scola impreciso y un ataque con poca sorpresa, los europeos aprovecharon cada ofensiva.

Argentina la pasa muy mal ante Lituania, quien no le da chances de reponerse y contesta con un mazazo cada vez que el equipo de Hernández quiere acortar la diferencia en el marcador.
Argentina se equivocó en proponer el golpe por golpe. ¿Por qué? Porque Lituania es un equipo mucho más atlético, por ende, se corrió un riesgo demasiado grande de encestar en todas las jugadas de ataque. Con un Scola impreciso y un ataque con poca sorpresa, los europeos aprovecharon cada ofensiva. «Nos están asesinando», dijo Sergio Hernández en el primer tiempo muerto que pidió. La frase fue todo un síntoma.
El ataque lituano buscó siempre a Prigioni, un base efectivo a la hora de atacar pero un poco inseguro en defensa. Además, Lituania mostró una efectividad demoledora hasta el segundo cuarto, donde embocó 8/11 triples que efectuó. Argentina fue la otra cara de la moneda: no embocó ningún tiro a distancia y estuvo negado durante todos esos primeros 20 minutos.
Scola no tuvo libertades, Prigioni aportó muy poco y Delfino estuvo deslucido. Sólo se lució «Pancho» Jasen, quien aportó siete puntos además de una gran cuota de sacrificio.
Así se fue el primer tiempo, con un demoledor 50-30 a favor de Lituania, que fue certera e inteligente ante un equipo que se le cerró el aro y se le agrandaron los problemas defensivos. Si hasta ahí todo parecía una pesadilla, Lituania se encargó de darle un golpe de realidad a Argentina.
Se volvieron a cometer los mismos errores del primer tiempo, la eficacia de triples, si bien aumentó, no decayó en el rival, que se encontraba con una total libertad para efectuar tiros cómodos . La defensa del equipo de Hernández fue una constante y el baile se profundizó.
La vergüenza de Jasen, algo de Delfino y nada más. Se dependió demasiado de la magia de Scola, un jugador que no tuvo su tarde, que efectuó varios tiros que parecía salir «de adentro».
Cuanta razón tenía Luis, quien se mostraba descontento de tener que ser siempre el goleador del partido. Hoy estuvo apagado y Argentina fue una sombra, una verdadera sombra que sufrió un golpe tan inesperado como demoledor y doloroso.
El marcador final marcó 104-85, pero la diferencia pareció aún más. Un total de sierte jugadores lituanos marcaron más de diez puntos. Una muestra del poder de la eficacia en la mano del equipo blanco. El fin del sueño llegó.
El golpe aún retumba en un equipo que, a pesar de las bajas de último momento, se hizo fuerte desde lo grupal. Pero a veces, no alcanza jugar con el corazón. No hubo juego ni ideas, ahora sólo queda pensar en el quinto puesto, un premio consuelo demasiado pobre para un equipo que supo ganarlo todo.

Fuente: Infobae

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