Cada día concentra mayor atención la problemática del alcohol en nuestra ciudad.
Mientras se repiten los estudios científicos, los análisis sociales y los diagnósticos psicológicos en todo el mundo.
Ocurre que el consumo irracional del alcohol ya no se puede disimular. Forman parte de nuestro paisaje cotidiano: nuestros alumnos en la misma esquina del colegio; nuestros hijos o sus amigos más cercanos en las fiestas de fin de semana, como la que ocurrió recientemente, en la que una adolescente menor tenía rasgos de abuso de alcohol. En este comentario, quiero proponer algunas líneas de acción desde la perspectiva de la educación institucional. Examinar la realidad de las adicciones y sus consecuencias es necesario pero no suficiente, ya que nuestro objetivo no es sólo asumir la realidad tal cual es, sino transformarla y, en ese proceso, convertirnos en personas no tóxicas, para poder hacer uso racional de la libertad. Para lo cual quiero enunciar cuatro hipótesis que nos muestran los especialistas: 1) la escuela es el espacio favorecido en el cual se puede y debe prevenir el consumo irracional del alcohol como “droga inicio” 2) las instituciones educativas tienen un rol en la prevención a veces más importante que el que desempeñan las mismas familias 3) los colegios cuentan con recursos humanos adecuados para formar agentes en prevención 4) las entidades que se dejen interpelar por la problemática de las adicciones podrán adecuar sus políticas de enseñanza a las necesidades reales de los alumnos y así mejorar su oferta educativa. Sucede que el consumo irracional del alcohol y las drogas ilegales genera aún muy diversas reacciones, sin lograr todavía articular ideas y voluntades: algunos educadores y padres de familia están angustiados; muchos no creen que sea para tanto; a otros los detiene la duda y la incertidumbre; a otros más allá se les ocurre hablar con las autoridades del colegio y averiguan lo que se puede hacer; los directivos y docentes más sensibles originan algunas charlas informativas sobre drogas para padres y alumnos pero con poco éxito. Y además pareciera que nada alcanza: cada vez son más los que consumen. Se percibe la inhabilidad ante un reto que, pareciera, excede los propios recursos humanos e institucionales. Algunos, sin embargo, se aventuran a expresar dos preguntas claves: ¿mi colegio es un lugar donde se propagan o se previenen las adicciones?; en el caso de promover la prevención ¿lo hace eficazmente? Empecemos razonando la problemática del alcohol, que es el punto de inicio en la generalidad de las adicciones, y cuya provocación sacude a padres, docentes y a los mismos alumnos de cualquier colegio. Antes de cualquier estudio sería bueno que el corpus docente, pudiera contestar las siguientes preguntas: ¿Conocen el porcentaje de los alumnos que consumen alcohol y drogas de modo adictivo? ¿Cuántos litros de cerveza promedio cree que un joven consume cada fin de semana? ¿Han realizado algún tipo de capacitación en su escuela respecto de la prevención de adicciones? Pocos padres saben que actualmente el 59% de los adolescentes abusa de la cerveza. ¿Cuántos de ellos fueron advertidos en adicciones? Se pueden constituir algunas constantes que ayudan a que se consuma alcohol: 1-El consumo está socialmente tolerado y en algunos casos no se toman los cuidados mínimos desde la contención familiar y escolar 2-Hoy los jóvenes se adjudican, sin cuestionarse, el hecho de que no hay diversión sin alcohol. Para los jóvenes la palabra alcohol no tiene connotación negativa. Esto hace y hará que las puertas de iniciación a la droga serán cada vez más amplias y su acceso más fácil. 3-La iniciación al consumo de drogas casi siempre comienza por el alcohol. Hoy el alcohol está considerado como una droga de iniciación y a la vez complementaria de otras para potenciar sus efectos. Se consume esencialmente en las fiestas de fin de semana, la esquina del colegio y los lugares de encuentro de las pequeñas barras.4-La drogadicción es una “trastorno imitativo”, siempre para mantenerse en le grupo de pertenencia y no ser excluido. Y esto se cumple siempre con el alcohol. Aquí juega un rol clave la institución educativa porque el grupo de pares en gran parte está constituido por los compañeros del colegio. 5.- La gran mayoría no sabe que la adicción a las drogas es un trastorno totalmente previsible. Si un adolescente emprende por el consumo irrestricto de alcohol, de inmediato dará otros pasos. 6.- Cualquier adicción es una problemática evolutiva. Por ello es tan significativo descubrir el problema cuanto antes y actuar de inmediato. Como cualquier trastorno de esta naturaleza se logra superiores resultados cuanto más incipiente sea su abordaje. Por eso el lugar privilegiado para realizarlo son los espacios educativos.
LIC ELENA FARAH