El fiscal pidió que aparten a un oficial de la investigación porque habría informado a los Vargas

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El agente habría sido la clave para desviar la Investigación. Sin embargo no hay imputaciones. No descartan que surja una causa «paralela» El fiscal de Cámara Jorge Medina solicitó a que aparten de la investigación a un oficial que habría actuado de “salvaguarda” de los Vargas, encubriendo información ó adelanto acciones de la Policía y la Justicia.
«Se pudo determinar que mantenía comunicaciones con los Vargas y habría ocultado ó desestimado información que era valiosa para el caso”, anticipó una alta fuente a TD Digital, quien precisó que el agente presuntamente implicado habría utilizado a José Vargas como informante.
El jefe de la Unidad Departamental, Carlos Galbucera, señaló que la petición de Medina no alcanzó a la cúpula de la fuerza.
Medina decidió ahora utilizar a un grupo íntimo y reducido de investigadores para continuar la instrucción ante las dudas sobre un encubrimiento policial que entorpeció el avance de la causa.
Aunque aún no hay imputados por la presunta protección a los Vargas, en la fiscalía de Medina no descartan que pudiera surgir una causa paralela que investigue esta situación.
La trama se inició el año pasado cuando Rosa Sabena anticipó a TD Digital que en el expediente surge una llamada a los Vargas que habría realizado un agente policial, con conocimiento de la fiscalía, para anticipar un operativo en la quinta.
El justificativo que se dio desde la Justicia era que “en el lugar hay una numerosa cantidad de perros peligrosos y se quería evitar que afectara a los efectivos que iban a efectuar los procedimientos”. La explicación fue considerada como inaudita por el fiscal Medina.
En el dictamen por el que el funcionario judicial dictó la prisión preventiva para José Francisco Vargas Parra, su esposa Adelina Inés Flores y los dos hijos mayores de edad, Lucia Parra Flores y José Vargas Flores, se determina que los imputados tenían información sobre las guardias policiales y documentación en la que aparecían nombres de policías y funcionarios judiciales.
Vargas tiene condena por causas vinculadas al narcotráfico que ya no aparecen como computables entre sus antecedentes. Sin embargo, el imputado actuaría de informante de la Policía y eso le daría un escudo protector, según sospechan desde Tribunales.
Otro dato revelador del cambio que se produjo en la causa, es el desplazamiento “elegante” que se produjo del fiscal Walter Guzmán, quien perdió total protagonismo en el caso.
Rosa Sabena, la madre de Nicolás, sigue muy de cerca el avance en la instrucción y mantiene un diálogo directo con Medina.

Las pruebas

En el dictamen sobre la prisión preventiva, al que pudo acceder TD Digital, se señala que el 14 de septiembre de 2008, “en horario que no ha podido establecerse con exactitud, los Vargas retuvieron, privándolo de su libertad ambulatoria, a Nicolás Sabena”.
El joven se alojaba temporalmente en la finca en la que todos residían, ubicada en calle Guardias Nacionales al 2700.
Según consideraron los fiscales, fue trasladado a otro lugar “aún no determinado por la instrucción, donde lo ocultaron con la finalidad de exigirle el pago de una deuda de dinero, que el mismo Sabena mantenía con los nombrados”
Fue el remisero Bustos quien expresó que Nicolás le comentó que mantenía una deuda con Vargas, sin que le haya precisado monto ni origen de la misma.
En la fundamentación, los fiscales consideraron que “se estima haberse alcanzado el estado intelectual de probabilidad procesal requerido en éste estadio”
Precisaron que Nicolás dejó su casa por problemas familiares “con todos sus efectos personales consistentes en tres bolsos, una mochila de explorador, un par de frazadas y juguetes de su infancia, tales como unas canicas que atesoraba con singular afición”.
El joven llegó al lugar por la amistad con los hijos de Vardas y “era asiduo cliente de tres remiseros: Walter Soria (actualmente condenado por la extorsión a la familia Sabena), Bustos y Zabala a quienes recurría ineludiblemente cada vez que deseaba trasladarse de un punto a otro de la ciudad”.
El 14 de septiembre mantuvo la última comunicación con su novia, a quien le manifiesta que se encontraba en la quinta del “Negro” Vargas durmiendo la siesta y que luego la llamaría.
«Luego de ello se determina un cese total de comunicaciones. Se verifica el apagado del teléfono y aproximadamente a las once horas del día siguiente el encendido del aparato, un intento fallido de cambio de chip y nuevamente apagado, todo lo cual fue detectado por la antena ubicada frente a la quinta referida”, se precisó.
En la resolución del fiscal Jorge Medina, quien dictó la prisión preventiva para los Vargas por la desaparición de Nicolás Sabena, se precisa que los miembros de  la familia armaron su relato.
«En forma coincidente relataron que Sabena estuvo viviendo en la quinta y que el día 14 se ausentó sin que nada más supieran del mismo. Sin embargo, brindan distintas versiones en cuanto a qué hizo Nicolás en el curso de ese día», indicó en el dictamen al que accedió TD Digital.
La intercepción de comunicaciones entre los cuatro miembros de la familia Vargas deja en claro que en relación a la ausencia de Sabena, «había que decir aquello en lo que habían quedado y nada más».
Del análisis de las comunicaciones surgen la inusitada cantidad de mensajes y llamadas que los hermanos Vargas cruzaron con Nicolás (casi mil en total) vía teléfono celular, lo cual denota su apego a la utilización de esa vía de comunicación de la que no se separaba bajo ninguna circunstancia.

Inmadurez

Las conclusiones de la autopsia psicológica e Sabena ponen de relieve el padecimiento de una inmadurez evolutiva emocional que «descarta la posibilidad de tomar decisiones tales como la de ausentarse de la ciudad o de atentar contra su integridad física».

“San la Muerte”

En el último allanamiento producido en la finca de los Vargas se secuestraron armas, celulares, efectos personales de Nicolás Sabena, un pequeño santuario pagano con el culto a “San La Muerte” y un cuaderno conteniendo datos que involucran a todas las personas intervinientes en la investigaciones (funcionarios judiciales y policiales).
Además, «se secuestró un calendario en el que se observa el asentamiento de los distintos pasos procesales cumplidos en este caso en particular, como así la determinación de las guardias policiales de la Departamental local».

Así se presentan

José Francisco Vargas Miserendino se presenta como un “trabajador rural, con estudios primarios incompletos e ingresos aproximados de 800 pesos mensuales”.
Por su parte, Adelina  Flores, es de profesión enfermera, tiene estudios terciarios completos y  cuenta con un sueldo de 4500 pesos mensuales. Vive con su esposo y sus dos hijos de 32 y 31 años de edad, respectivamente.
Vargas y su esposa no registran antecedentes computables, aunque el hombre recibió una condena por un caso de drogas.
El hijo de ambos, José Vargas, asegura ser artesano y busca concluir el secundario en la cárcel donde se encuentra purgando una pena.
Finalmente,  Lucía Inés Vargas, es personal trainer, tiene estudios universitarios completos y cobra 25 0 30 pesos la hora.

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