Los sismos no alteraron las tareas de rescate ni el intenso movimiento de maquinarias y camiones que se registra en el área lindante a la perforación.Cuatro sismos de mediana intensidad que se registraron en el norte y centro de Chile, se percibieron ayer y hoy en la mina San José, donde 33 mineros que se encuentran atrapados a 700 metros bajo tierra esperan ser rescatados, tras el derrumbe que los sepultó hace 28 días (Canal especial).
Según el Instituto de Geofísica de la Universidad de Chile (GUC), el primero de ellos se sintió a las 13.09 hora local (14.09 de Argentina), fue de 4 grados Richter, y su epicentro se localizó en el sur de Chile, mientras un segundo temblor de 5,2 grados se registró a las 13.24 hora local (14.24 de Argentina) con epicentro a 41 kilómetros al sur de Calama, en el norte minero chileno.
Este último sacudió el «Campamento Esperanza», ubicado a los pies de las tareas de rescate de los mineros, donde sus familiares esperan que las máquinas T-130 y Strata-950 hagan el ducto por el que se realizará el rescate, durante dos y cuatro meses más, según el coordinador del equipo de rescate, Miguel Fortt.
Los sismos, no obstante no alteraron las tareas de rescate ni el intenso movimiento de maquinarias y camiones que se registra en el área lindante a la perforación.
Luego, a las 19.46 de ayer (20.46 de Argentina), otro temblor sacudió el territorio central chileno, con epicentro en Navidad (centro del país) y 4,7 de magnitud en la escala de Richter.
Ese movimiento también se sintió -aunque más leve que el anterior- en el «Campamento Esperanza», ubicado en el desierto de Atacama y a 45 kilómetros de la ciudad nortina de Copiapó.
El último sismo, de 3,3 grados, se percibió a las 20.30 hora local (21.30 de Argentina), y su epicentro se localizó a 33 kilómetros al sur de Pichilemu, en el Océano Pacífico, y a 25,8 kilómetros de profundidad.
«Nosotros estamos acostumbrados a los terremotos y a los temblores» dijo un niño de unos 12 años que jugaba con una pelota de fútbol en el «área de niños» del campamento, a unos 20 metros del grupo mayor de carpas de los familiares y justo debajo del cerro de las 33 banderas, que homenajea a las víctimas del socavón.
«No nos llama la atención, no tiene nada de raro, esto ocurre a cada rato, lo que si es raro es el desierto florido», dice, aludiendo al bello fenómeno que en estos días de septiembre llena de flores violetas enorme extensiones del desierto de Atacama, el más árido del mundo