El fotógrafo Ernest C. Whiters estaba allí. Personalidades como Martin Luther King confiaron en él . Whiters es el autor de las mejores imágenes sobre el líder negro y otros agitadores –y sus circunstancias– de la vida oficial estadounidense en los sesenta.
Sus imágenes ilustran mejor que nada la época de contienda contra la segregación racial. Fue uno de los pocos que visitó al reverendo mártir en su hotel –habitación 306– poco antes de ser asesinado. La sombra de la duda se ha posado ahora sobre uno de los más admirados fotoperiodistas del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos. De hecho, adquirió fama precisamente bajo ese apelativo, el de “fotógrafo de los derechos civiles”.
The Commercial Appeal , publicación de Memphis, le desenmascaró el pasado domingo tras dos años de investigación periodística. Whiters, que murió en el 2007 cuando ya había cumplido los 85, era un infiltrado del FBI, del que cobraba por las informaciones que suministraba. La cámara le sirvió no sólo para ilustrar la historia, sino que también la utilizó como telescopio de espionaje policial.
Desde al menos 1968 hasta 1970, Withers suministraba fotografías, información biográfica y otros detalles de la agenda cotidiana a dos agentes del FBI en la oficina de Memphis, Howell Lowe y William Lawrence, quienes se encargaban del programa de vigilancia doméstica. Los informes sobre el caso fueron obtenidos por el periódico bajo el Acta de Libertad de Información y fueron subidos a su web site.
Esta revelación ha causado un impacto tremendo en los medios progresistas, según informó ayer The New York Times , al hacerse eco del descubrimiento. “Si es verdad, Ernie abusó de nuestra amistad”, afirmó James M. Lawson, otro reverendo que se encargó de organizar manifestaciones en favor de la equiparación de los ciudadanos en los estados del Sur del país.
El historiador Athan Theoharis calificó el asunto de “traición impresionante” . Según su punto de vista, esta circunstancia demuestra “la capacidad que tuvo el FBI” para captar a las personas implicadas en el movimiento civil. “Este hombre gozaba de mucha confianza”, subrayó. Whiters era un negro más en la lucha de liberación racial. Que este secreto vea ahora la luz se debe, sobre todo, a un error en la cobertura que los agentes daban a sus informadores en los documentos. En la mayoría de los informes que facilitó el fotógrafo, su identidad queda difuminada bajo una especie de matrícula: ME338-R.
Sin embargo, en diversos casos, los “oficinistas” del FBI parece que olvidaron ocultar la identidad . Fuentes oficiales no han sabido explicar las razones de este lapso. Ni han querido aclarar cual era el precio de las filtraciones. Las fotografías de Withers se han recopilado en cuatro libros y su familia pretende abrir un museo dedicado a su memoria. Una de sus hijas lamentó que esto salga a la luz cuando su padres ya no puede defenderse.
Fuente: Clarín