América Latina tiene el record de desigualdad mundial. Si bien no es la región más pobre ya que África se lleva por lejos el primer puesto, sí es el lugar del mundo donde coexisten mayores diferencias entre los que más tienen y los que menos tienen. Ese mapa social y económico tiene un traslado también al área educativa. La región experimenta una desigualdad de acceso educativo muy alta, tanto entre países, como al interior de éstos. También, por supuesto, se constata una gran diferencia de posibilidades de educarse respecto del origen socioeconómico que se tenga.
En nuestro país nos encontramos con indicadores similares en el cual existe un continente desigual y una educación desigual. A la hora de verbalizar todos los proyectos que quieren ponerse en práctica, tanto a nivel nacional como provincial, en la mayoría de los casos nos encontramos con una excelente literatura educativa pero con escasas toma de decisiones y concreciones en la práctica. Veamos lo que dice el Ministro de Educación de la Nación entre otras cosas: “Me parece que no estamos reconociendo a las escuelas que trabajan bien, está faltando motivación hacia las mismas, aunque todavía no hay precisiones sobre en qué consistirá este “premio”, se sabe que la idea pasa por hacer que este trabajo que marca diferencia se haga visible”. El dato de que en la Argentina sólo el 50% de los chicos que empieza el secundario logra terminarlo ya es conocido. Por eso, uno de los proyectos en análisis es el de sumar a los municipios a un plan de control del ausentismo. También, se está preparando un registro de “experiencias exitosas” de retención de alumnos de todo el país. Podríamos agregar también “más horas para los tutores y los profesores que son necesarias para acompañar a los chicos que más apoyo necesitan” en el tránsito de la escolaridad media”. No nos olvidemos que estamos transitando el camino hacia el Bicentenario, y es necesario mostrar políticamente aunque en la realidad no ocurra, un panorama de medidas y proyectos educativos que, tenemos los docentes el derecho de dudar que se lleguen a concretar. Frente a la escuela media hay que dar una pelea política y cultural, porque el pasado dorado de la secundaria no ocurrió. Las provincias encararán amplios cambios en el colegio secundario, como: identificarán necesidades de infraestructura, equipamiento y nuevos cargos docentes, entre los principales propósitos. Cada provincia deberá adecuar el funcionamiento institucional de las escuelas a las diferentes trayectorias escolares de los alumnos, y reconocer que existen distintas trayectorias, más allá de la teórica que propone la escuela, por lo que es necesario diversificar la propuesta escolar y curricular para adecuarse a ellas”. Frente a todos estas exultantes expresiones y deseos parecen olvidar que existe una problemática sustantiva y crónica, y que es el tema de la pobreza en la educación pública. Un estudio de la UNESCO advierte que si no se actúa rápido, millones chicos de países en desarrollo, entre los cuales estamos nosotros, no olvidemos este detalles, corremos el riesgo de quedarse sin educación a causa de la crisis económica. Todavía quedan 72 millones de niños sin escolarizar, el aumento de la pobreza y los recortes presupuestarios podrían demorar los progresos logrados durante la última década en materia educativa. «Si se mantiene la actual tendencia, en 2015 todavía 56 millones de niños en edad escolar carecerán de la oportunidad de educarse». La brecha entre los géneros sigue abierta: el 54% de los chicos sin educar son niñas en al menos 28 países. «Las disparidades que se dan dentro de cada país suelen ser mayores que las existentes entre las distintas naciones», denuncia el organismo. «Nacer pobre es uno de los más poderosos factores de la marginación en la educación». Finalmente, podría pensarse que en estos años se ha producido otro desplazamiento en el debate educativo y que, probablemente, se convertirá en el centro de la discusión los próximos años: el problema central ya no sería la matriculación de amplias poblaciones excluidas, sino su permanencia a lo largo del sistema básico y medio, así como también de la reelaboración de contenidos y formas pedagógicas que tengan más que ver con las nuevas necesidades de las personas para desenvolverse en un ámbito económico hostil y altamente dinámico. Terminar la escuela ya no es sinómino de ser «empleable» para utilizar el léxico de los departamentos de Recursos Humanos. ¿Que pasa en nuestra provincia de Córdoba”: escuchamos a nuestro Ministro de Educación Provincial anunciando que se va a encontrar con los gremios docentes para resolver el problema salarial, anunció un calendario extenso de 190 días de clase, habló de capacitación. En esto, como en todo, se manifiesta el afán típico de la época nuestra que aspira dondequiera, a la integración de los opuestos y no a la exclusión. En vez de “o lo uno o lo otro”, siento que lo mejor sería abarcar “lo uno y lo otro”.
LIC ELENA FARAH