Por Guillermo Geremía – El actual ocupante del sillón de Mójica levantó el tubo y escuchó en tono inquisitivo:¡¡¡¿que hacés Turquito?!!!. Benigno Rins apeló una vez más al diminutivo porque sabe que de esa forma subestima la dimensión de su sucesor. Jure se esperaba los reproches después de sincerarse en el Concejo Deliberante y admitir que el estado de la Municipalidad era una cama de espinas y que las deudas y el déficit estructural son un cepo difícil de remover para cualquier gobernante…
No era la primera sino la cuarta llamada telefónica que le realizaba en ocho meses. Las tres anteriores oportunidades se excusó en su apretada agenda de Intendente para atenderlo. Pero esta vez sabía que no podía evitarlo. El actual ocupante del sillón de Mójica levantó el tubo y escuchó en tono inquisitivo:¡¡¡¿que hacés Turquito?!!!. Benigno Rins apeló una vez más al diminutivo porque sabe que de esa forma subestima la dimensión de su sucesor. Jure se esperaba los reproches después de sincerarse en el Concejo Deliberante y admitir que el estado de la Municipalidad era una cama de espinas y que las deudas y el déficit estructural son un cepo difícil de remover para cualquier gobernante.
Con su carácter imponedor Rins primero le reprochó que no lo haya atendido antes y luego dejó escapar la diatriba de argumentos que tenía enfundados.
El anterior intendente asegura que fue Jure el que generó el déficit estructural al crear nuevas secretarias y subsecretarias, al aumentar de manera exorbitante los sueldos de los funcionarios y al acceder al pedido del gremio de 300 pesos extras para los trabajadores. «Yo le había dejado un arreglo hasta fines de 2008 con el sindicato pero tuvo que aceptar el aumento porque se habían subido más del cien por ciento los salarios los funcionarios», argumento en su círculo de influencia el «Toño».
Jure aprovechó el espinoso diálogo para reprocharle su campaña de descrédito con «amigos políticos comunes» sobre la manera en que el actual intendente está gestionando. «Y que querés que haga si me vienen a ver preocupados por lo que está pasando en la Municipalidad», se excusó.
Nunca estuvieron en la misma sintonía política y personal pero ambos se deben favores. Jure y su grupo fueron desde la militancia el sostén para conseguir los votos que le permitieron a Rins que fuera intendente. Mientras que este le fue preparando el camino para que fuera Jure y no otro representante de una nueva generación el que ocupara el lugar de mayor poder en la ciudad. El problema es que ahora esas deudas cruzadas son nudos difíciles de liberar para que cada uno siga su camino político. Y aquí está el otro escollo.
Rins no entiende cómo Jure reniega de la alianza del radicalismo y el juecismo en la provincia siendo que llego a intendente aliado con los alonsistas -que son el juecismo en la ciudad-. Las puertas abiertas a Ramoncito Mestre para la próxima semana son otro factor de discordia entre ambos.
Jure quiere dar los últimos coletazos al modelo de gestión que Rins diseñó y ejecutó en su tercer paso por el Palacio de Mójica y que por eso el ex intendente se retuerce de bronca. El «Toño» le confió a sus íntimos su profunda preocupación por el futuro a corto plazo de la Municipalidad , aunque admite que las dificultades ya se habían comenzado a observar antes de que el abandonara el edificio del Pasaje de la Concepción.
Rins quiere reunirse con Jure en un encuentro formal: «Quiero que me reciba como a Cantero», sangra por la herida. Si lo recibe detrás de escena o de cara a la sociedad será la primera señal de cómo lo considera el actual Intendente. Después habrá que ver si fuman la pipa de la paz o van a la guerra en ejércitos diferentes. Esta semana podría consumarse el encuentro.
No se trata de una rabieta entre dos tipos que se conocen demasiado. Es la pelea entre dos generaciones, es la disputa entre dos maneras de concebir el poder, es la pulseada entre dos estilos de gestionar.