De frustración en frustración

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La derogación de la resolución 125 sobre las retenciones móviles tuvo dos tipos de consecuencias: las políticas y las económicas. Entre las primeras podemos mencionar el aislamiento al que el Gobierno nacional ha sometido al vicepresidente Julio Cobos luego de su heroico voto por la negativa al proyecto oficial y el cambio del Secretario de Agricultura Javier de Urquiza por el ex presidente del INTA, Carlos Cheppi.

Se trató, justo es decirlo, de una buena iniciativa. De Urquiza era criticado por propios y ajenos por su ineptitud para el cargo y por su obediencia ciega los caprichos del ex presidente Néstor Kirchner. Ni una sola iniciativa suya fue conocida desde que reemplazara al Ing. Miguel Campos, un técnico tan valioso como Cheppi pero que nada pudo hacer para desarrollar una política agropecuaria. Y así como el campo se vio frustrado por De Urquiza, lo está siendo por Cheppi.
Nadie puede decir que Cheppi no es idóneo para el cargo. Al contrario, debe ser el funcionario mejor preparado para la función para la que fue designado. El problema es que el país sigue siendo manejado por el doble comando de la Presidenta y su esposo, quien se trasladó de Puerto Madero (donde tenía su sede como Presidente del PJ) a la residencia presidencial de Olivos, desde donde ejerce el poder real sobre la economía del país.
Y hablando de las consecuencias económicas, en ese doble comando está la única explicación posible para que Guillermo Moreno siga al frente de la Secretaría de Comercio y para que el Ing. Cheppi haya anunciado con bombos y platillos la liberación de las exportaciones de quesos decretada por su polémico colega. Y para que los demás anticipos de Cheppi sobre la elevación del precio de corte de la leche en polvo y de las compensaciones a los tamberos aún no se hayan resuelto.
Si se realizaron, en cambio, anuncios demagógicos como que el 90 % de los tambos son rentables, algo imposible de precisar en la variabilidad que hoy presenta la realidad argentina y sustentado en el pago de subsidios que no se cumplen. O como los 1.000 millones de pesos extras que, según la Presidenta, se van a destinar al sector agropecuario que hoy sufre la sequía más espantosa de las últimas décadas. Fondos que nadie sabe cómo ni cuándo ni a quiénes estarán destinados y que, al igual que en anuncios anteriores, sólo se anuncian para la televisión. Y cuando alguien llama la atención sobre su incumplimiento, se reemplazan por un nuevo anuncio, tan falso y demagógico como el anterior.

Sociedad Rural de Rio Cuarto.

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