Las mejoras logradas por los salarios se ven cada vez más afectadas por un nivel creciente de inflación que, aunque negado por las estadísticas oficiales, se hace evidente en la vida real.
Cuál es exactamente el impacto del alza de precios es una cuestión que admite quizá tantas respuestas como personas con ingresos hay, ya que cada familia consume su propio conjunto de bienes y servicios. Las cifras promedio, en todo caso, indican que los salarios en blanco tuvieron un aumento nominal del 26,1% entre el primer trimestre de 2007 e igual período de este año, según los ingresos declarados por los empleadores al sistema de jubilaciones, que dan cuenta de un incremento acumulado, desde el primer trimestre de 2002, del 161,8 por ciento.
Según advierten algunos analistas y sindicalistas, de acelerarse el ritmo del alza de precios, será difícil que no vuelvan los reclamos para evitar que los salarios pierdan la batalla. En ese escenario, se verán más afectados los sectores que acordaron subas por concretarse dentro de unos meses y no en lo inmediato, y más complicadas estarán las actividades en las que los empresarios empiezan a advertir respecto de una caída en la competitividad.
Si se miran los cuestionados datos de inflación del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), no habría duda de que los salarios van ganando: el dato oficial refiere una suba de precios del 8,9% entre abril de 2007 y de 2008. Pero diferentes consultoras estiman que ese índice fue de entre el 22 y el 26 por ciento. Desde los peores momentos de la crisis hasta ahora, la inflación fue del 112% según el Gobierno, pero superior al 140%, si se toma el resultado promedio de estudios privados.
En el último año, los salarios en blanco estuvieron cerca, en algunos casos, ganando; en otros, perdiendo algo, de empatar con los precios, con variaciones según la actividad. Ganaron más la construcción, la energía, el transporte y algunas industrias.
El promedio de los salarios declarados al primer trimestre, con el proporcional de aguinaldo devengado, resultó de $ 2537, contra $ 2012 de un año atrás. Pero hay por lo menos un par de hechos no reflejados en la evolución que tuvo esa cifra.
El primero de esos hechos es la existencia de sumas no remunerativas (por lo tanto, no declaradas) que, bajo la modalidad de pago por única vez o de compensación continua, llegan a los bolsillos de los empleados amparados por algunos convenios colectivos.
Esta es una publicación de Fundación EGE con la colaboración de Virginia Ghiglione, miembro de Fundación – info@fundacionege