Ajustarse el cinturón en paz y sin responder a la violencia. Eso es lo que ahora hay que hacer. Prepararse para cambiar la correlación de fuerzas en el Congreso en el 2009 y no desesperar. Lo que nos está pasando en Argentina es un shock de oferta. Una caída transitoria del producto debido a medidas equivocadas del Gobierno que han dividido a la sociedad y la han perturbado De repente el ingreso nacional se contrae, como si hubiéramos sido afectados por una gran sequía, hubiese habido una gran caída en los términos de intercambio o simplemente hubiera pasado un huracán por un país como les ha ocurrido a menudo a las naciones Caribeñas. Algo así como le pasó una vez a Ecuador cuando le estalló un oleoducto cuya reparación duró 5 meses. Aquí nuestro “campo-ducto” ha sido dinamitado por un Matrimonio que ha perdido el sentido de la responsabilidad política con su pueblo.
1) El Shock de oferta
La economía enseña que si el shock es percibido como transitorio el ahorro de la sociedad declinará en consecuencia y tratará de mantener su consumo. Si la economía es cerrada, entonces no habrá alteración en la tasa de interés y para un monto dado de inversión la cuenta corriente debe empeorar. Si la economía es abierta la tasa de interés debe subir y habrá cierta contracción en la inversión. En ambos casos la situación es complicada. El endeudamiento por un lado y la pérdida de empleo por el otro. Si el Shock es permanente en cambio, entonces el ahorro no debería caer y las familias buscarán adaptar su consumo a la nueva situación de menores ingresos. No habrá en este caso un déficit en la cuenta corriente ni deuda pero habrá menor consumo. El principio entonces es claro, financiar un shock transitorio (endeudarse) y ajustarse a un shock permanente (ajustar el nivel de consumo a la nueva realidad).
En Argentina, la reacción de los Argentinos ha sido la de comprar dólares esto es provocar una huída de capitales que se traduce en la caída de reservas del Banco Central. Esto significa que la conducta se parece más a un ajuste del consumo antes que a financiar la caída de ingresos que se empieza a producir en el país. Lo malo es que para muchos eso ocurre en un contexto donde la caída de sus ingresos debido a la inflación los había llevado a sobre-endeudarse con sus tarjetas de créditos. Así las cosas, las personas se sienten en la actualidad en un proceso de empobrecimiento acelerado. La plata no alcanza para comprar lo que antes se adquiría y encima el conflicto político social generado por las retenciones al campo le imprime al país un shock de oferta que vuelve a contraer el consumo. De aquí en más se verá una situación de cierres de establecimientos, aumento del desempleo y por supuesto inquietud social para decirlo en forma leve.
2) Los dos errores del Gobierno
El responsable de esta situación es el Gobierno. No ha comprendido que el problema del mundo es el agotamiento de la matriz energética basada en hidrocarburos y que la cuestión de la energía no es solo una cuestión de precios y falta de inversión. En consecuencia, el nuevo escenario requiere un ajuste permanente y no meramente transitorio. La nueva situación implica que los alimentos seguirán siendo caros. Porque el transporte es cada vez más caro a raíz del aumento del petróleo y porque parte de la tierra se destina a la producción de bio-energía que no termina en alimentos. ¿Que deberíamos hacer los Argentinos? Primero entender que no se puede seguir subsidiando precios del combustible promoviendo un consumo desorbitado. Esta acción inentendible que hace hoy el Gobierno de comprar a 4 para vender a 2. De comprar dólares a 3,21 y vender a 3,08. Un mundo incomprensible salvo para la mentalidad estrecha de quien quiere castigar a los que arbitran en el mercado financiero o de quien pretende mantener el consumo barato en capital con el sufrimiento del interior. De seguir financiando la política basada en la prebenda del Cono-urbano. Eso y no otra cosa es lo que explica la desaparición de Scioli y su tristísimo papel de aspirar a ser un gran felpudo en la política actual. Ese ha sido justamente el primer error del Gobierno. Querer tapar el sol con las manos. Mantener el precio de los combustibles baratos en la Argentina mientras afuera en el mundo el petróleo no deja de subir. En vez de educar, tomó el camino facilista de la demagogia. De la imprudencia. Del desastre futuro a cambio del engaño presente. En segundo lugar, debemos aprovechar a producir la mayor cantidad de alimentos posibles para aprovechar la nueva situación. Este ha sido el segundo error del Gobierno, ha hecho todo por desalentar la producción y provocar este shock de oferta que hoy empobrece a la Nación. Nos hace consumir lo que no debemos con precios subsidiados y desalienta lo que debemos producir con impuestos confiscatorios. El mundo exactamente al revés. Una fórmula precisa para que el desastre sea lo más grande posible antes que una estrategia racional ante un mundo cada vez más complicado y difícil.
3) Ajustarse el cinturón en Paz
Mientras eso ocurre, la sociedad ha sido crispada y se la provoca. Hoy lo importante es mantener la calma. Ser conciente que en el nombre de la justicia social, de los pobres, de la redistribución está apareciendo la vertiente más derechista y violenta de la política. Esa que se nutre de grupos para-policiales. Que proclama el odio en el nombre del amor. Que busca la violencia en nombre de la paz. Hay que tener calma y paciencia. No hay alternativa. Salir de los lugares donde se provoca. Evitar dar excusas a quienes quieren crear un enemigo sintético (el campo) para poder tapar sus propios errores. En lo inmediato habrá que ajustarse el cinturón. Bajar el consumo. Aprovechar la ocasión para entender que no podremos seguir consumiendo petróleo barato y que el estilo de vida cambiará. Que los precios subirán. Que el Gobierno ha hecho las cosas mucho peor debido a su inoperancia e incompetencia para administrar el país. Sin embargo, ahora no se debe caer en el error de permitir que se genere tal crisis que les permita a los actuales gobernantes justificar los efectos de sus propios desmanejos como si fueran la consecuencia de la persistencia de la protesta agropecuaria. En realidad este shock de oferta apenas viene a agravar lo que era inevitable, esto es, la caída del crecimiento y el consumo por la mala gestión de los Kirchner avalados por una parte del partido justicialista así como por los radicales K que nunca entendieron de lo que trataba todo este sin sentido nacional.
Dr Roberto Tafani.