Tras advertirse falta de controles, inseguridad y escasez de recursos, relevarán todos los sectores para conocer la estructura edilicia, el tipo de investigación y los elementos a utilizar. También verificarán el incumplimiento de normativas. Al año se realizan, en promedio, 200 investigaciones y la mayoría dependen de fondos privados.
PERSONAL DE LA JUSTICIA FEDERAL TRASLADA LOS TACHOS DE HEXANO QUE ESTABAN EN LA PLANTA PILOTO
Por Pablo Callejón – Las trágicas explosiones del pasado miércoles en la Universidad – que ya se cobraron la vida de una investigadora de alto reconocimiento académico y un alumno brillante-, revelaron las limitadas condiciones de investigación en nuestra casa de altos estudios y la universidad pública en general.
Este año se desarrollaron en Río Cuarto 200 investigaciones con fondos que superan los 6 millones de pesos, de los cuales 4 millones son aportes privados o de organismos externos.
La calidad de los trabajos docentes ha sido reconocida y premiada por la secretaría de Ciencia y Técnica de la Nación y es valorada por empresarios que buscan profundizar sus producciones sustentadas en la actividad científica.
Sin embargo, la tragedia que se generó en la Planta Piloto tras el estallido de hexano reveló la otra cara de los méritos institucionales y de los docentes. Los investigadores que experimentaban en la Planta Piloto habrían acordado con la firma De Smet – de origen belga pero con presencia en todo el mundo – el trabajo con hexano y comenzaron a desarrollar la actividad aún antes de la firma del convenio de investigación, del que ya habría tomado contacto la Facultad de Ingeniería.
El ingreso de los 13 toneles de hexano -que habrían sido aportados por De Smet-, y su almacenamiento en la Planta, eran conocidos por estudiantes y docentes que transitaban a diario frente al combustible apilado. «Solo una línea amarilla dividía al hexano del tránsito por el lugar», admiten.
La presencia del combustible había sido debatida y analizada por docentes, investigadores y alumnos pero se decidió no afectar la investigación. Así lo reconocen quienes participaron o fueron testigos de las discusiones que quedaron expuestas en las asambleas interclaustros.
Según señalaron, ni docentes, ni autoridades interrumpieron la experimentación o tomaron los recaudos para evitar que el hexano no estuviera en un lugar que tenía altas probabilidades de ser epicentro de un accidente.
A solo 20 metros de la Planta se encuentra el jardín de infantes de la Universidad pero docentes y padres nunca fueron notificados del riesgo que implicaba estar frente al depósito.
Ahora, el rector Oscar Spada anticipó que «se evaluará en cada uno de los ámbitos de investigación la comparación entre las condiciones estructurales del lugar, el tipo de investigación y el uso de elementos» para definir la continuidad de los trabajos.
También admitió que se revisará «por qué hay normativas que se pudieron estar incumpliendo» como el inicio de una investigación sin que se hayan cumplimentado todos los aspectos formales de adhesión.
«Anécdotas»
El ingeniero Carlos Maffrand, quien es investigador y docente de la Universidad, recordó que hace más de 10 años, mientras tomaba exámenes en la Planta Piloto comenzaron a sentir «un olor muy característico en la automatización de la planta de extracción por solvente de la Aceitera General Deheza y de la Oleaginosa Río Cuarto».
«Era el inconfundible olor a hexano. Cuando salí del aula me encontré con un ingeniero que me dijo que se le había dado vuelta un tacho lleno de hexano. El hexano corría por el piso y automáticamente corrimos desperados a cortar la luz y a evacuar el lugar porque esto es algo es muy peligroso», recordó.
El incidente es analizado como una anécdota que nada cambió en las condiciones de seguridad.
Algunos docentes y alumnos que reconocieron la peligrosidad del proyecto denunciaron sobre sus riesgos en la Universidad pero nada interrumpió las actividades.
Calidad e inversión
«Si tuviéramos que exigir medidas adecuadas para trabajar necesitaríamos condiciones del Primer Mundo, pero no se puede exigir calidad sin inversión», advirtió un docente al desnudar las flaquezas de las condiciones presupuestarias y edilicias en nuestras universidades.
Los investigadores aseguran que rechazar una investigación por condiciones inadecuadas implica «quedar fuera del sistema». Las exigencias son múltiples y de ellas dependen incentivos y ascensos. Hasta el miércoles pasado quedó claro que nadie quiso quedar fuera del sistema.
Marcelo Ruiz, secretario general del Gremio Docente, destacó que “es tan grave decir que se sabía (de la presencia del hexano en la Planta Piloto) y se podía haber evitado como decir que no se sabía, ambos discursos nos dejan en una situación de mucha vulnerabilidad. Debemos convertir esto en un espacio de lucha por la vida”.
Ruiz agregó que los culpables por lo sucedido en la Planta “no son el estudiante que estaba haciendo investigación y mucho menos los trabajadores. Los culpables son los que diseñan las políticas, los que nos someten a las peores condiciones y las condiciones en las que estamos trabajando hoy son de gran riesgo”.
“Véndanse, pongan un quiosco, vendan la Universidad pública, pero no nos maten», denunció, por su parte, la profesora Elena Berruti al hacer referencia al costo de investigar sin condiciones adecuadas.
Mariano Mancinelli, integrante del Movimiento Estudiantil Libres del Sur, planteó además, profundizar la discusión más allá de la tragedia y el duelo por sus víctimas. «No se trata solamente si la infraestructura es buena o mala. Acá hay que discutir que universidad queremos y para que país queremos”, señaló.
Una visión mas amplia incluiría garantizar con las investigaciones las condiciones de trabajo, salarios dignos y presupuestos acordes a la seguridad y calidad académica. Entregar más becas e incentivos para aumentar el número de investigaciones no resulta suficiente si el contexto inmediato de actividades es un potencial marco de accidentes que pone en riesgo la vida de investigadores y el resto de la comunidad universitaria.
Cumbre
La Universidad padece el duelo por sus víctimas y aún esta cercada por investigadores que buscan revelar el origen del trágico episodio del pasado miércoles. La crítica situación de quienes debaten sus vidas en el Instituto de Quemado conmueve y limita la búsqueda de responsabilidades a la resolución de la Justicia, aún cuando el rector Spada haya ordenado una investigación interna sobre lo sucedido.
El próximo miércoles autoridades universitarias, delegados docentes, alumnos y no docentes enfrentarán la problemática en la primera reunión del Consejo Superior. El encuentro promete un arduo debate y la necesidad de un plan urgente, de participación conjunta, para garantizar la seguridad de en el campus.