En la matriz energética la provisión energética a partir de combustibles fósiles representa el 88%. En consecuencia, debido a las decrecientes reservas de hidrocarburos y a la falta de políticas públicas que incentiven la inversión en infraestructura, el sector energético está y seguirá estando, al menos durante el próximo año, en terapia intensiva.
En la matriz energética Argentina el gas natural representa el 50% de la oferta de energía primaria; seguido por un 38% de participación del petróleo, lo que indica un 88% de dependencia de los fósiles. El otro 12% se distribuye entre energía hidráulica, nuclear, y otras fuentes menores.
Esta alta dependencia de los combustibles fósiles, fue la causa de que, con la llegada del invierno, a fines de Mayo de 2007 se iniciase la ya anunciada crisis energética, consecuencia del desfasaje existente entre oferta y demanda de energía. Asimismo, con la llegada del verano y el boom de ventas de aire acondicionados, la probabilidad de que el sistema quede “en rojo” nuevamente, existe.
La explicación se encuentra en que la oferta total de energía muestra un claro descenso a partir del año 1992, al tiempo que el consumo energético muestra hasta hoy una fuerte tendencia positiva alcanzando niveles récord desde el año 2002 (la demanda de energía creció a un promedio de 6% anual).
Tras salir de la crisis de 2001, el sistema contaba con un amplio colchón producto de los elevados niveles de capacidad ociosa que permitió hacer frente a la creciente demanda. Sin embargo, a medida que la economía se recuperaba y el consumo crecía más, el colchón comenzó a reducirse.
La falta de políticas gubernamentales, los controles de precios y las recientes subas en las retenciones a las exportaciones de hidrocarburos, son los elementos que han condicionado, y aún condicionan la evolución favorable del sector energético, reduciendo los incentivos para que las empresas privadas inviertan en infraestructura.
Es por ello que, en el caso en particular de los hidrocarburos, de no resolverse la escasez relativa con un aumento de la oferta local, tras el aconsejable alineamiento de precios internos con los internacionales, entre otras medidas, la tendencia es perder el autoabastecimiento y volver a transformarnos en un país importador de estos recursos.
Esta publicación es ofrecida por FUNDACIÓN EGE con la colaboración de María Noel Amuchástegui (Miembro de Fundación EGE) – info@fundacionege.org