Un hecho notable de la salud en Argentina es la caída en la tasa general de mortalidad a partir del año 2002 desde donde se inicia un proceso que se traduce en la caída de este indicador. Una paradoja de la aproximación al estado general de salud y bienestar, es medir la misma por su falta total, es decir por la mortalidad. Debido a la dificultad de medición de las condiciones de salud poblacionales se termina tomando así un camino que no tiene que ver con el objetivo inicial. Dicho de otra forma el espacio de la configuración del estado de salud de la población es asociado e identificado con su opuesto, esto es la falta de salud. Se equipara la condición de vida con la muerte. Se superponen como equivalentes dos conceptos que se niegan mutuamente. Ya en el siglo XVIII Bichat, biólogo francés, definía la vida como “el conjunto de fenómenos que resisten a la muerte”. Más allá de estas curiosidades metodológicas se abordan aquí entonces, los indicadores de mortalidad para la República Argentina
Tabla nº 1. Tasas de mortalidad ajustada para la edad. Argentina 2000 a 2005
Año Tasa * 1000 habitantes
2000 7,48
2001 7,61
2002 7,67
2003 7,55
2004 7,23
2005 7,23
Elaboración propia: Fuente de datos. Ministerio de Salud Argentina.
2001-2006
La tasa mide la probabilidad de que un hecho ocurra. La tabla y el gráfico 1 revelan que era algo más probable morir durante el año 2002 que durante 2005. Este riesgo decreciente de muerte, pareciera acompañar la culminación de la crisis económica y la etapa de recuperación posterior. Cuando se analizan las tasas por causa de muerte. Allí el cuadro que aparece es el siguiente
Tabla nº 2. Tasas de mortalidad * 1000 habitantes, según grupos de causa, ajustadas para la edad. Argentina 2000-2004
Causas de muerte «2000» «2001» «2002» «2003» «2004»
Cardiovascular 2,47 2,50 2,50 2,34 2,20
Tumoral 1,50 1,49 1,48 1,45 1,44
Infecciosas 0,69 0,70 0,68 0,72 0,70
Causas externas 0,51 0,52 0,52 0,49 0,47
Todas las demás 2,31 2,41 2,49 2,55 2,43
Elaboración propia: Fuente de datos. Ministerio de Salud Argentina. 2001-2006
La tabla y gráfico 2 muestran que el mayor el riesgo de morir es por una enfermedad cardiovascular y luego siguen los tumores. Cuando se observa la variación anual, la muerte por infecciosas se mantiene constante y el mayor cambio se da para la tasa de mortalidad por enfermedades cardiovasculares. Es decir, que el corazón es el órgano que más parece haber sufrido con el “corralito”, la posterior devaluación y el despojo de los ahorros en dólares. Es notable que la baja para esta tasa ocurra recién en el 2003 cuando está en marcha la recuperación de la economía. Si se considera que la tasa de mortalidad por infecciosas que permanece estable, es representativa de la pobreza, se deduce que a todo el problema de desempleo y desnutrición de los más pobres, la crisis sumó con la devaluación a una sufriente clase media que moría del corazón.
En todo caso la implicancia de una tasa decreciente de mortalidad general es señalar que existe un proceso de envejecimiento poblacional, de compresión de la morbilidad y de cronicidad creciente. Esto, debe llevar al sistema de salud a planificar la asistencia socio-sanitaria para el adulto mayor, cuya atención debe ser domiciliaria, en un contexto donde la dinámica demográfica hace de la familia una agencia cada vez menos adecuada para actuar como cuidador principal. Adicionalmente, y desde que el costo de la atención crece exponencialmente después de los 65 años, las nuevas tendencias requerirán un financiamiento creciente. En Argentina, el cuidado del adulto sano y del adulto crónico es un problema a resolver con nuevas formas de organización del sistema sanitario que todavía no se visualiza.
Roberto Tafani – Nuri Gaspio