Bullying, cruel acoso escolar

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La gordita de las que todos se ríen cuando hace gimnasia; el de anteojos; la que tiene dientes grandes y nadie invita a los cumpleaños; el que tartamudea y todos lo imitan; el morochito, el judío. Los que de alguna manera son distintos, o vulnerables por sus características personales, o por su carácter, muchas veces se ven obligados a soportar bromas crueles, persecuciones y verdadero acoso por parte de un grupo de compañeros en la escuela.
Se denomina bullying (la traducción es intimidación,  matoneo) al hostigamiento, en forma repetida y durante un tiempo prolongado, de un alumno por otro que actúa como líder de un grupo sin que los adultos lleguen a enterarse.

Es diferente de la violencia escolar, que es ocasional y esporádica; en general se lo compara más con el comportamiento mafioso. Es un maltrato psicológico o físico, que mina la autoestima de quien la soporta y potencia las prepotencia y las actitudes agresivas de quienes la ejercen. Todos la sufren: víctimas y victimarios.
El bullying puede tener consecuencias graves: la víctima un día puede explotar, entonces ir con un arma al colegio y protagonizar una tragedia como la de Carmen de Patagones. Ha habido casos de suicidio entre los acosados, y es común que baje el rendimiento escolar o que el chico deserte del sistema educativo.
Esto sucede cada día, silenciosamente, y no distingue niveles socioeconómicos. Hubo casos resonantes en Estados Unidos. La matanza que ocurrió en una escuela de Columbine en 1999 fue ocasionada, entre otros factores, por las múltiples humillaciones  sufridas por los protagonistas a lo largo de años. Los adultos, padres y maestros, no estaban enterados de la situación.
Pero aquí y ahora, en Argentina y en nuestra ciudad de Río Cuarto, hay escuelas donde esto sucede, y como adultos deberíamos prestarle atención. Una encuesta realizada por la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, permitió conocer que “ignorar al compañero, ridiculizarlo o insultarlo son situaciones que hicieron sentir a otro o que vivieron en carne propia más de la mitad de 4971 alumnos del secundario de escuelas públicas de 21 provincias argentinas”.
El bullying es más común a partir de los 11 años y entre los adolescentes, pero se observan casos en edades más tempranas.
Mientras que las víctimas son tímidas, ansiosas y tienen una baja autoestima, el adolescente acosador tiene un perfil violento: no puede controlar los impulsos, el estado de ánimo o la agresividad.
En general, el que hostiga lidera un grupo y se presenta como el más fuerte y, por lo tanto, establece el sistema de valores de quienes lo admiran y festejan lo que hace.
Como tiene éxito entre los amigos asume un estilo de vida y una forma de resolver los problemas que, de llegar a ser exitosos para él, lo convertirán en un hostigador adulto. Lamentablemente la mayoría de los padres, cuando se los enfrenta con la situación, no ven como un problema que el hijo sea acosador.

CUÁNDO SOSPECHAR QUE UN CHICO O CHICA  ESTÁ SIENDO HOSTIGADO
En la casa: No quiere asistir a clase; síndrome del domingo a la tarde; golpes y moretones injustificados; irritabilidad, nerviosismo, cambio de carácter, tristeza; insomnio; no tiene ganas de ver a sus amigos ni de salir de su casa; pérdida de objetos; pérdida del dinero que los padres le dan para el recreo; cefalea y dolores abdominales.
En el colegio: El alumno se ausenta con frecuencia; tiene problemas para integrarse con sus pares; desciende el rendimiento académico; no entrega la tarea a pesar de que la hizo (quizá se la robaron).

¿QUÉ HACER?
La mejor prevención del bullying es hablar con los chicos, tanto en casa como en la escuela.  Lo peor que se puede hacer es ignorar la situación o mirar para otro lado.
Ante todo, se deben detener las conductas de acoso en el momento en que se producen. Citar a los padres del agresor y del agredido para informar sobre la situación, elaborar con el hostigador un compromiso por escrito de no agresión, enseñar técnicas al hostigado para que pueda afrontar situaciones conflictivas.
Las escuelas pueden establecer reglamentos de convivencia entre los alumnos, fomentar la ayuda entre pares, poner una efectiva supervisión en el recreo, promover reuniones entre padres y profesores.

Dra Ingrid Waisman MP6508 Mesp 2749

Para saber más
• https://argijokin.blogcindario.com/2007/07/07482-argentina-el-52-de-los-alumnos-sufre-o-ejerce-violencia.html
• La Nación:01 MAY 06 |. Por qué los adolescentes se hostigan tanto.
• https://www.intramed.net/actualidad/not_1.asp?idNoticia=47568

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