Juan Bell, el ciudadano, sostiene que las palabras se resignifican, todo cambia. Pero no todo es evolución.
Desde la Creación ha habido evolución. Y eso es innegable. Hoy lo vemos en los patrimonios de políticos y sindicalistas y en el idioma. Hace años el «aprete» significaba un «acercamiento» a una mujer. Hoy eso es «chapar». Actualmente la acepción de apretar significa que gente «desnutrida» y en barra cumplen los deseos de unos pocos. Tal vez sean las hadas madrinas o domadores de voluntades usualmente al servicio de políticos en el poder. Y pensamos si no se tratara de matones a sueldo. Habría que crear un sindicato que los agrupe y defienda sus intereses salariales y laborales. Cuando al gobierno de turno no le gusta algo, los envía para torcer voluntades. Es que a falta de argumentos validos, se emplea la fuerza. Pero que nadie lo diga desde afuera. Eso de que somos medio fascista, lo decimos entrecasa. No permitimos que nos cataloguen como poseedores de fuerzas «SS» de choque. Son calumnias y lo desmentimos parcialmente. Aceptemos la realidad de que no sabemos hacer las cosas y las tratamos de imponer, forzar y que la acepten por métodos no democráticos. No hemos crecido ni evolucionado.
Atentamente
Juan R Bell
belljuanroberto@yahoo.com.ar
Río Cuarto
18/05/06