Un análisis de las cifras del mercado laboral desde la desocupación, la demanda del mercado y el planteo de las causas de los marginados por el mercado laboral es lo que plantea este artículo de uno de los miembros de la Fundación de Estudios Económicos, Gubernamentales y Empresariales (EGE).
Aunque se redujo en forma sustancial durante los últimos años, el nivel de desocupación aún sigue siendo elevado y alcanza, sin contar los planes sociales, a 1,4 millones de personas, el 12,7 por ciento de la población económicamente activa. Sin embargo, en el sector productivo, el 13,2 por ciento de las búsquedas de trabajadores queda insatisfecha. Esta aparente paradoja se resuelve por salarios demasiado bajos, desempleados sin las características técnicas requeridas por el mercado laboral, o bien, una combinación de estas dos explicaciones. Para la primera de las explicaciones la solución que plantea el mercado es que la competencia entre los trabajadores hará que estén dispuestos a ofrecer su trabajo por un salario menor. Todos aquellos que pretendan un salario por encima de aquel de mercado (para personas con igual nivel de preparación) quedarán fuera del sistema hasta que se adecuen.
Al analizar la segunda de las explicaciones, vemos que el problema es más complejo, porque la obsolescencia de la mano de obra es un proceso que se puede revertir, pero esto ocurre necesariamente en el mediano plazo, algo que choca con las apremiantes necesidades de los desocupados. El fenómeno de puja hacia la baja del salario comentado anteriormente se da solamente entre trabajadores con iguales competencias y en todos los casos por personas cuyo trabajo esta en condiciones de ser demandado en el mercado. Cuando la mano de obra se vuelve obsoleta ya deja de ser demandada por el mercado y, por más que el desempleado esté dispuesto a bajar sus pretensiones salariales, no será tomado y será uno más de los marginados por el mercado. En esta circunstancia, las probabilidades de mejora de la calidad de vida se ven seriamente perjudicadas y solamente en el medio plazo y con políticas que ayuden en ese sentido se puede revertir esta tendencia. Pero las necesidades están en plano del aquí y ahora.
F. Marco Targhetta
Miembro de la Fundación de Estudios Económicos, Gubernamentales y Empresariales (EGE)
info@fundacionege.org