Solo se piensa en uno. Ni por casualidad alguien hace algo por los demás. Una mega ciudad que atrae más que una luz en la noche a las polillas, y las mata. Pero al llegar a esa urbe, le abre la boca a los prudentes, los mudos hablan y los otros aturden. Son cualidades de una ciudad que nada produce e intoxica. Sus decisiones se aplican en el resto del país. Pero siempre según su óptica. Hay personas que dicen conocer las provincias y solo han ido unos días de vacaciones. Para conocer hay que estar, vivir a su manera y para hablar hay que haber compartido las penas y alegrías de esa gente.
Hacer un tramite bancario en una mega ciudad, es engorroso. Caminar por las veredas, algunas rotas, como ocho o diez cuadras hasta encontrar una sucursal bancaria. Allí se puede retirar dinero; si se tiene; cobrar una jubilación o pagar un servicio. Hay que hacer colas y eso es un fastidio. Los días de lluvia son horrorosos, ya que las baldosas flojas salpican y los autos hacen olas. ¡Es un desastre!
Por eso en los pueblos chicos rurales, eso no pasa. Directamente no tienen sucursales de bancos. Los cerraron todos por no ser rentables. Entonces hay que ir al pueblo más cercano a cobrar la jubilación, pagar los servicios o cobrar un cheque. Los días que llueve, chapotear en el barro, pero algunos tienen botas.
Si a alguien le funcionase el cerebro, podría llevar el servicio a los lugares donde no lo hay. ¿Por qué no un banco móvil? Atendería varios pueblos en diferentes días y horarios. Hoy hay comunicación radial e Internet. ¿La seguridad? Esta la policía para los blindados, ¿por qué no en un colectivo transformado en sucursal bancaria? Claro, el Banco Central no lo permite, tal vez. Otra vez metiéndose donde no sabe, pero dirige.
Atentamente
Juan R Bell
92061605
Rio Cuarto
30/04/07