La violencia como forma de respuesta cuando hay exclusión e hipocresía es la interpretación que realiza la autora Elena Farah. Las críticas a un sistema educativo que no privilegia el abordaje de la violencia, sólo se preocupa por reprimir insiste Farah. La propuesta de la función complementaria de la escuela en la misión de la familia de enseñarles a los niños a resolver conflictos sin utilizar la violencia como una forma de terminar con lo que la autora llama la gran orfandad de los albores del siglo XXI.
“Pese al temor y al temblor, siempre hay voces que quieren decirlo todo. Los amplios sistemas especulativos, ven alzarse frente a su positiva teodicea las voces estremecidas que repiten lo innombrable y denuncian lo que debiera callarse” (Fernando Savater). Savater se refería a la violencia, como una forma de respuesta cuando esta violencia está encubierta detrás de la exclusión, la indiferencia, la hipocresía, los incumplimientos de promesas, y así podríamos seguir. Todo está como un modo de vivir teniendo como subyacente y encubierta, una violencia cada vez mas manifiesta. No debesorprendernos cuando se hace visible cuando sale de su clandestinidad”. Cuando es invisible, sin acción concreta, la pre-violencia debe entrar en debate y debe ser un tema de la curricula educativa ya que “la estabilidad de una civilización depende de la veracidad de la educación que suministra a sus niños. Nosotros atiborramos de mentiras a nuestros niños y castigamos a todo aquel que intenta iluminarles. Los remedios que aplicamos para remediar las consecuencias de nuestra demencia son impuestos, inflación, guerras, vivisecciones e inoculaciones, venganza, violencia, magia negra” (George Bernard Shaw). No todas las culturas y sistemas educativos privilegian el abordaje de la violencia, y si se preocupan, esa preocupación va en dirección de mayor control y represión cuando ya está instalada. No en actuar en las causas, cuando aún está subyacente. Sino veamos que nos dice Howard Spivack, Presidente de la Asociación Americana de Pediatría: “Vivimos una cultura en la que a los niños, tanto en las ciudades como en el campo se les enseña a resolver sus problemas por medio de la violencia. El resultado es que, según el Departamento de Educación, se producen anualmente en los centros escolares norteamericanos, desde las guarderías hasta las universidades, cuatro mil violaciones, siete mil robos y once mil ataques a mano armada. Uno de cada cincuenta colegios tienen detectores de metales en la entrada”. En los últimos veinte años se han producido cambios sociales, económicos y políticos muy importantes que han dado profundas transformaciones en el sistema escolar. Uno de los mas importantes ha sido el paso de un sistema elitista que beneficiaba a una parte de la población, a otro de escolarización plena. Esta conquista social ha supuesto, de hecho, la incorporación a las aulas del cien por ciento no solo de los problemas familiares sino también de los sociales no resueltos; entre los que se encuentra los de la violencia. Estamos en una época en que se produce la incorporación masiva de la mujer al trabajo, la reducción de miembros de la familia y la consiguiente reducción de las horas de convivencia; si a esto le sumamos la dedicación de cada vez de mayor tiempo frente a las nuevas tecnologías que habitan los hogares, ha hecho disminuir la intensidad educativa que le compete a cada hogar; delegando esta función en la escuela. Mi opinión es que no es razonable que la institución escolar deba ser la única responsable a la hora de enseñar valores como la tolerancia, el respeto por las diferencias, el diálogo, el esfuerzo personal, solidaridad, etc. Debe actuar como complementaria de la familia.
Pareciera que la educación en nuestro país, funciona muy bien como puerta de entrada y muy mal como puerta de salida. Desde nuestro lugar como educadores, tenemos que detectar los casos de pre –violencia, antes de que se transformen en violencia explícita, en la que las víctimas somos todos, y muchos de los victimarios fueron niños en el que no se detectó o aún detectado no se tomaron los recaudos en situaciones de pre-violencia. Solo trabajando en la pre-violencia podemos ganar. Es la gran orfandad en el comienzo del siglo XXI.
LIC. ELENA M. T. FARAH elenafarah78@hotmail.com DNI 6.396.189
Lic. En Administración y Gestión de la Educación
Egresada de Univ. Nacional de Gral. San Martin(BA)