Después de haber atravesado una de las crisis más importantes en la historia, las pequeñas y medianas industrias argentinas iniciaron hace cuatro años una recuperación asombrosa.
De la mano de un tipo de cambio competitivo y de una creciente liquidez, la capacidad ociosa de las empresas halló en el incremento de la demanda una importante fuente de crecimiento. A continuación el desarrollo completo de la opinión de la Fundación EGE.
El incremento en los niveles de consumo situó a las ventas en niveles que en 2005 promediaban el 9,9% anual.
Sin embargo, en lo que va del año este nivel de crecimiento se ha visto considerablemente disminuido: aquellas PyMEs que crecían a una tasa del 6 a 7% ahora sólo lo hacen a un nivel del 3 a 4%, a incluso se registra un menor nivel de crecimiento de los empleos industriales.
La razón de ello no es un problema de demanda. Es decir, continúa habiendo un alto nivel de liquidez, y un tipo de cambio favorable gracias a la intervención del estado en el mercado cambiario.
El problema es que las empresas han cubierto su capacidad instalada y a la hora de ampliarla se encuentran con que las condiciones para hacerlo no son las mejores. Se hallan en una crisis de oferta.
El crédito para realizar inversiones de mediano y largo plazo no es barato, y sumado al aumento en los costos de insumos y de salarios, han conducido a que las PyMEs se encuentren en un cuello de botella.
Es por ello que el ministerio de economía y el BCRA anuncian corrientemente medidas para facilitar el acceso al crédito de las empresas, subsidiar tasas de interés, mejores líneas de crédito, incremento en el plazo de los mismos, etc. Porque a nadie escapa que con niveles de inversión en el sector del 40% no es posible mantener el actual ritmo de crecimiento de la economía.
Cecilia Reboyras
info@fundacionege.org
17/08/06
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