En este artículo la Lic Elena Farah analiza el rol del docente frente a los jóvenes adictos. Los llamados «invisibles» dice Farah porque no son tenidos en cuenta ni por el estado ni por la sociedad.
Con respecto a la droga, Lacan, el gran psiquiatra francés, la definía como “un apetito de muerte”. Dentro del gran malestar social en el que habitamos hoy, para muchos las adicciones se han convertido en una azote para toda la humanidad. A mi entender, desde la visión educativa y coincidiendo con otros autores, tendríamos que haber descifrado e identificado las problemáticas que anteceden a su destructiva y paralizante presencia. Por ejemplo, los jóvenes llamados “invisibles”, porque no son registrados ni por nuestro Estado prebendario, ni por gran parte de nuestros sectores sociales con mejor posición social y económica. Por consecuencia son excluidos, sin inserción familiar, abandónicos escolares que ven al adulto como enemigo; que logran parcialmente “zafar” buscando identidad en algún grupo de pares como su único ámbito, que al no estar inscriptos en ningún lado, se organizan con una ley propia y diferente de la vigente. Aparecen el peaje, las barras bravas, los grupos coyunturales y efímeros, como lo ocurrido en los recitales de rock de público conocimiento. Ante estas situaciones cambiantes y complejas ¿Cuál sería el Rol del Docente?. De acuerdo con E.Back, si partimos de la base que la institución escolar esta sujeta al análisis en su relación con la prevención, no es a los fines de parcializar la problemática, sino de ayudar a señalar algunas, de sus características mas relevantes. Pues, tampoco es solo el acceso del adolescente lo que se intenta con la prevención, sino que tanto padres, docentes y familia intenten construir mejores espacios de comunicación y participación, sobre la base de valores armoniosamente jerarquizados para satisfacer las necesidades de todas las partes involucradas. De acuerdo a lo expuesto ¿Cual sería la real y específica función del docente desde el aspecto preventivo? ¿Detectar y derivar? ¿Ofrecerse como modelo identificatorio para los jóvenes?. Desde ya, promover un clima social para constituir el espacio escolar en sí mismo es un espacio preventivo.
Detectar y derivar es una inquietud que tienen los docentes, comprensiva si lo ven como una tarea más, que se agregaría a las habituales (juntar dinero para fotocopias, revisar cabezas, etc). Aclaro, la prevención no es un tema más, es un proceso que busca propiciar los cambios de actitudes, valores y conductas tratándolos específicamente en los espacios afectivos, intelectuales, recreacionales y sociales ya programados. No son actividades puntuales que deban desarrollarse ni planificarse en un día determinado.Tampoco puede convertirse al docente en investigador de “signos sospechosos” de conductas, ni acrecentar prejuicios que se manejan socialmente sobre las características del adicto. Porque ofrecerse como modelo identificatorio trae aparejada la dificultad para establecer vínculos fluidos y abiertos con los alumnos, sus pares y la familia. Se coloca de esta manera en un rol muy estructurado y cuidado, en que no puede ejercitar el derecho a equivocarse, y aprovechar de ese error para su enriquecimiento personal. Es un rol muy “almidonado” y rígido. Promover un clima social: Si tomamos el rol docente en sí mismo, podemos inferir que tiene ya de por sí un papel preventivo promoviendo la solidaridad y el intercambio, el dialogo, la escucha activa, la tolerancia y el esfuerzo, que son todas carencias no incorporadas en un futuro adicto. Si encaramos la prevención de las adicciones y el rol docente, como aspectos de un enfoque más amplio, más cerca de la educación para la salud, se facilitará el diseño de programas preventivos integrados a la vida escolar, donde el docente no solo es el protagonista sino también el beneficiario. Las distintas experiencias nuestras y extranjeras nos dicen que utilizando los recursos humanos disponibles en cada escuela y con acciones conjuntas se puede ir desarrollando programas de participación y de promoción de solidaridad social, que son en sí mismos un modelo de prevención.
“Cuando una acción está en proceso, lo que cuenta es su correcta operación, y en estas circunstancias, la evaluación externa se torna de interés secundario”.
Lic. Elena M. T. Farah
elenafarah78@hotmail.com
DNI 6.396.189
Lic. En Administración y Gestión de la Educación
Egresada de Univ. Nacional de Gral. San Martin (BA)