Desde las citas bíblicas y la Constitución Juan Bell defiende el derecho al techo propio y plantea la casi imposibilidad de acceder a ese sueño. También ensaya sugerencias para el Gobierno.
La Constitución prevé que todos los ciudadanos tienen derecho a la vivienda decente. Los políticos, regalaron casas a quien no tenía posibilidades de llegar a ella ya que da muchos votos. Y se cae en la injusticia. Para acceder a una vivienda hay que ser millonario o indigente. Los de clase media trabajadora se les dificulta la obtención de una casa propia. Es fácil ser bueno con dineros ajenos. Pero analicemos las cosas. Se cobran impuestos para hacer obras que beneficien a todos. Los políticos los asignan a la construcción de casas que luego son vendidas a precio vil a indigentes. Aquellos que trabajan y ahorran no tienen acceso, salvo que se declaren en la miseria. Se pueden usurpar casas, terrenos o lofts y luego de un periodo de sacrificio, reciben una vivienda. La Biblia lo dice: «No le des el pez, enséñale a pescar» y lo dijeron hace 2000 años atrás. Como sugerencia: ¿Y si el gobierno fabrica no diez mil sino cien mil casas y las alquila a precio vil? La propiedad quedara siempre a nombre del pueblo, que las pago y siempre se podría regular el mercado inmobiliario. Podría ser, ¿no le parece?
Atentamente,
Juan R Bell
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