¿Es posible esta sentencia?, no solo posible sino necesaria y hasta indispensable, ya que las propensiones modernas de la globalidad apuntan y apuestan al capital humano como el mayor recurso para el progreso de los pueblos; obviamente nos referimos al sector profesional, quienes investigan, producen, aportan, es decir, el capital humano que tiene capacidad transformadora y no de maquillaje.
¡Qué ironía! Mientras la opinión pública condicionada apunta al avance tecnológico como factor de progreso, sin tener en cuenta la calidad de formación de quienes manejarían esas tecnologías.
¿Qué futuro se avecina para la región, tomando en cuenta las circunstancias actuales de la Universidad de Río Cuarto?. Esta pregunta preocupante para quienes analizamos las circunstancias actuales, lleva implícitas múltiples vertientes que van desde lo presupuestario, pasando por su capacidad científica, infraestructura, personal, hasta llegar a la calidad de sus egresados. Desde hace décadas, el tema presupuestario de la UNRC viene pautando con su problemático destino, afectando a la producción de conocimientos y a nuestra clase profesional; en efecto, siempre un bajo presupuesto puede tener dos acontecimientos alarmantes: poca investigación y fuga de profesionales e intelectuales.
Si el gobierno posee una visión de futuro competitiva para responder a los retos globales de la sociedad del conocimiento, de la innovación y de las nuevas tecnologías, deberá demostrarlo en la asignaciones presupuestarias dedicadas a las universidades nacionales y el particular la UNRC.
Creo que sobre todo, el mayor desafío deberá ser: asumir la responsabilidad de restablecer a la UNRC la posibilidad de mantener la calidad académica, lo cual depende de una asignación presupuestaria que consigne recursos para la investigación y para un escalafón para docentes y no-docentes que permita competir con el mundo laboral extra-universitario.
“Educación sigue siendo la solución, pero en última instancia la calidad de la educación dependerá de la Universidad: punto de partida y de llegada, madre de la mediocridad o de la excelencia, estaticidad o desarrollo” (O. P. Joao).
Lic. Elena Farah
Rio Cuarto
20/04/07