Que la ansiedad es el mal universal de nuestra época es la mala noticia. La buena es que, en su justa medida, puede ser beneficiosa, puede ayudarnos a ser mejor en lo que hacemos y ser más competentes. Por eso es importante que esté bajo control, de lo contrario, no sólo puede ocasionarnos daño en nuestro cuerpo sino también puede guiarnos a comportamientos imprudentes y de riesgo tales como fumar, usar alcohol y abusar de las drogas. También puede perjudicar nuestras relaciones familiares guiándonos a explosiones emocionales y , en algunos casos a violencia física.
Qué es la ansiedad La ansiedad es la más común y universal de las emociones humanas y se encuentra presente a lo largo de todas las experiencias de la vida. Constituye una reacción emocional ante la percepción de una amenaza o peligro, real o imaginario cuya finalidad es la protección del individuo. Términos como angustia, nerviosismo, inseguridad, inquietud, tensión, miedo o pánico son descripciones de diferentes vivencias relacionadas con la ansiedad.
El ataque de pánico o crisis de angustia, es uno de los trastornos de ansiedad más frecuente, se caracteriza por la aparición súbita de un miedo o terror intenso, con sensación de descontrol, desmayo, o muerte inminente. Esta sensación de malestar se acompaña de varios síntomas somáticos (palpitaciones, sudoración, sensación de falta de aire, nauseas, inestabilidad etc.) lo que lleva a la persona a suponer que su padecer es de índole netamente físico.
Cómo tratarla. Una de cada treinta personas padece este problema. Cuando la ansiedad se hace intensa y persistente generando limitaciones o padecimientos, posiblemente se está ante una ansiedad anormal o patológica la cual es necesario tratar.
Realizar un buen diagnóstico y un tratamiento adecuado es fundamental para evitar complicaciones y mejorar la calidad de vida.
Existen claras evidencias que diferentes niveles (biológico, psicológico, familiar, y espiritual) están involucrados en esta problemática, ya sea como causa, consecuencia o manteniendo la situación. Por la tanto las intervenciones terapéuticas deben diseñarse con el objetivo de incidir en todos estos niveles de la persona.
Qué podemos hacer Es muy importante lo que usted puede hacer para sentirse mejor. Algunas sugerencias para poder controlar la ansiedad son
Realice actividad física regular.
Controle su alimentación
Absténgase de estimulantes (café, cigarrillo, alcohol etc)
Practique ejercicios de respiración
Descanse lo suficiente
Aprenda a decir no
No se imponga exigencias excesivas
Fije sus prioridades
No se preocupe por las cosas, ocúpese
Concentre sus energías en una tarea a la vez
Realice actividades placenteras
Viva un día a la vez
Confíe en Dios
Lic Lorena Cabrera de Kremer
Tomado del INFOSAMA publicación del Servicio Asistencial Médico Adventista